Foto: Archivo Referencial
Dada la rápida propagación del COVID-19, se ha convertido en una emergencia de salud pública de interés internacional, mientras que las organizaciones continúan identificando las situaciones que afectan la operatividad de los negocios, muchas de ellas no están preparadas para este escenario que tiende a prolongarse diariamente.
Con un alto sentido de urgencia, muchas empresas han tenido que revisar sus estrategias de continuidad y contingencia para esta crisis que apenas comienza, los costos y tiempos de producción son los que más preocupan a los gerentes de las empresas.
El primer consejo es tener a los empleados tranquilos, ya que debido a su ausencia física en las empresas, pueden desmejorar su desempeño, por ello es importante apoyarlos y hacerlos sentir seguros, ya que será una realidad los retrasos, costos y sobreproducción inusual cuando se supere la situación.
Las políticas de viajes requieren ajustarse velozmente a medida que se propaga una pandemia, no solamente en relación a personal propio sino también a la atención de invitados provenientes de áreas infectadas.
El comportamiento de una organización durante una crisis afecta en mayor o menor grado la confianza del personal, los clientes y grupos de interés, por lo que se recomienda realizar estudios que ayuden a divulgar información y así poder hacer las recomendaciones correctas ante una crisis ya que, si esta no se atiende, o se maneja de la manera incorrecta, resulta en una caída promedio del 12% en el valor de las acciones.