La frustración es el sentimiento que se genera cuando no se puede satisfacer un deseo planteado. El sentido de ser capaz de hacer algo es fundamental para las personas y por eso la clave es proveer a los hijos oportunidades de éxito y ajustar las expectativas de perfección que se tiene como padres.
Para lograr estos objetivos, la experta en crianza, Fernanda Restrepo, a quien en instagram y Tiktok se le puede consultar bajo el nombre @niunapalmadita, plantea tres pautas clave en la crianza de los niños para manejar las situaciones frustrantes.
Lea también: Dormir bien para rendir mejor y más tiempo
Clave 1. Saber que los errores son increíbles oportunidades de aprendizaje
A pesar de que esto es una realidad, muchos de los adultos no lo ven así y por ello, en algunos casos, por ejemplo, maestros desactualizados hacen empezar de nuevo a los niños sus trabajos solo por salirse de la rayita al final del dibujo, ignorando todo el proceso y esfuerzo que los chicos hicieron en su tarea inicial.
Otro caso concreto es cuando los niños están armando sus torres y los adultos se desesperan cuando se les cae por tercera vez el cuadrito; ellos lo toman y lo ponen en el lugar “correcto” según su criterio, impidiendo que lo hagan los niños, quienes son los que están jugando.
Un ejemplo más es cuando al niño se le voltea el vaso o cualquier recipiente y riega su contenido, la reacción de los adultos es regañarlo, quitarle todo de las manos y limpiar el desorden ocasionado, ¡cuánta estimulación se acaba de perder!
¿No saben lo divertido que es para el niño ver caer el agua, el jugo o lo que había dentro del vaso?, ¿escuchar los sonidos del vaso al caer?; ¿tomar la toalla con las manos y sentir como se moja mientras limpia?, ¿ver la cara de felicidad del adulto cuidador cuando el niño mueve esa toalla o paño de cocina de aquí para allá? La sobreprotección y el perfeccionismo, junto con el afán de que todo se haga ya, es el principal enemigo en el manejo de la frustración de los niños.
Por eso, una recomendación es que los adultos trabajen en sus propios problemas relacionados con el control, antes de pensar que hay algo malo en sus hijos.
Le puede interesar: Los casos globales de COVID-19 bajan por tercera semana consecutiva
Clave 2. Los niños están aprendiendo control de impulsos
Si lloran o desesperan, es fundamental que los padres acompañen sus emociones, les enseñen el pasito más pequeño que puedan y les permitan intentar de nuevo. El resultado final no importa.
Por ejemplo, si la hija pequeña está tratando de abrir la tapa de rosca de su termo, primero deben dejarla que lo intente sola y ver cómo experimenta, cómo observa y busca adivinar el mecanismo de la tapa. Intentará quizás abrirla hacia arriba antes de darle vuelta, revisará si tal vez hay un botón en algún lado, le dará la vuelta al termo (aquí es donde los padres deben aguantar las ganas de corregirla).
Si no logra adivinarlo puede que muestre señales de frustración como sonidos de irritación o intente arrojar el termo al suelo. En este momento, los padres pueden decirle: “¿Necesitas ayuda?”. Si está comenzando a hablar apenas, puede ser: “¿Ayuda?”, algo muy sencillo que pueda relacionar. Si aún no habla, también está correcta la frase: “¿Necesitas ayuda?”.
En cualquiera de los casos, los padres pueden enseñarle el significado de ayuda tomando sus manos siempre que la situación lo permita y mostrarle el camino. Luego vuelvan a dejar todo como estaba al principio, o déjenlo justo en el paso que saben que, por su edad, quizá no pueda y permitan que practique lo aprendido.
Así las cosas y siguiendo con el ejemplo del termo, los padres pueden tomar una de las manos de la niña para que sostenga el cuerpo del termo y tomar la otra mano para enseñarle el movimiento de giro que abre la tapa. Pueden cerrar de nuevo el termo y dejarlo ligeramente desajustado (ya que quizás no tenga la fuerza para dar ese primer giro de fuercita), para que su hija pequeña haga sola los movimientos y decirle: “Ahora tú”.
Le sugerimos leer: Alcohorexia: dejar de comer para ingerir alcohol
Clave 3. Los padres pueden anticiparse si ya han identificado momentos de frustración en los niños
Por ejemplo, si saben que se frustran mucho cuando se salen de la raya, pueden jugar a salirse de todas las rayas, o la próxima vez que vayan a pintar pueden decirles: “Vamos a pintar. Puede que nos salgamos de la línea y ¿qué crees que pasa si nos salimos?”.
Los pequeños responderán lo que crean y pueden probar sus hipótesis, también es clave que ellos mismos noten que lo que imaginan es diferente a lo que realmente sucede. “¿Pasó lo que creíamos o el dibujo sigue ahí?” Puede que a veces noten su deseo porque todo salga perfecto y, en ese caso, los padres pueden proponer seguir practicando para mejorar.
Los padres jamás deben olvidar que no se trata de ellos, de que ellos estén cómodos porque sus hijos no se frustren.