Por: FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega político
Ni la juventud es inexperiencia, ni los años hacen obsoleto a un profesional, gobernar o hacer oposición es complejo cuando no ha habido preparación.
No tenemos la autoridad para poner en duda las calidades humanas, técnicas, intelectuales o morales de una persona, mucho menos cuestionar su condición ideológica o su estilo propio, pero cuán controvertibles resultan hoy las conductas de quienes en Colombia lideran a oficiales y oponentes.
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Por un lado están los de la institucionalidad, otrora antagonistas, esos que literalmente son vulnerables por no saber comunicar, hablan de reestructurar una cartera sin siquiera haberla puesta en funcionamiento o dimiten al Congreso con la excusa de escribir una novela que se llama: “Mi campaña a la alcaldía, de revancha un ministerio”.
Por el otro lado, están las agendas paralelas de aquellos que jamás pensaron en la posibilidad de hacer oposición: desordenados, desorientados, sin cohesión y sin un líder oficialmente proclamado, sin un gabinete temático paralelo y cada uno como rueda suelta diciendo: “si por qué sí, no por qué no”, al menos así se les ve en términos de percepción.
Es de advertir que de lado y lado hay excepciones y que no se puede desconocer el talento brillante de algunos destacados por su liderazgo, ahora, son tan buenos que deberían asumir con autocritica sus fallas y definir cómo pueden dejarse ayudar.
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Colombia necesita un gobierno y una oposición que sean dignos y respetables, que entiendan que la soberbia es pésima consejera y que una estrategia es eficaz en la medida que tenga cohesión, preparación y se ajuste al deseo del común por encima del propio.
“En la oposición se tienen críticas y soluciones, en el gobierno problemas y entusiasmo, en cualquier escenario, el ego y la terquedad hacen de las suyas”.