La salud, un asunto esencial de la vida, es hoy presa de la discusión político-ideológica.
Por: Víctor Manuel Salcedo – Representante a la Cámara.
Un sistema de salud, que bajo el sentido común debe garantizar acceso, atención oportuna y continua, tratamiento, rehabilitación; hoy se ve inmerso en la confrontación de visiones políticas que además carecen de un componente necesario como es lo técnico.
Una reforma al sistema de salud debería de suscitar la mejor voluntad de todos los actores involucrados, empezando por el liderazgo de la Ministra de Salud, pero no ha sido así.
Algo tan sagrado y valioso como la salud y la vida, debe ir mucho más allá de una discusión política, que busca en movilizaciones sociales respaldo y aprobación de un texto desconocido, con consecuencias inciertas.
Y es aquí cuando surgen las preguntas a la ministra de Salud Carolina Corcho, ¿qué es lo que realmente quiere con el sistema de salud? ¿es consciente de los efectos que puede generar una reforma al sistema sin el debate técnico y riguroso que exige? ¿está segura de que la iniciativa “propuesta”, responde a una necesidad de la ciudadanía en general y que todos los colombianos resultarán beneficiados con ella?
¿Es consciente que las constantes imprecisiones en sus declaraciones generan más dudas que certezas, más incertidumbre que calma? Como cuando, antes de ser ministra, aseguraba que el actual sistema de salud era el responsable de 1.300.000 muertes evitables, ¿qué pensaran sus colegas del talento humano en salud cuando una líder del sector, hoy ministra de salud realiza tal afirmación? Afirmación que expertos han desmentido y que ya no es usada por la ministra, al menos en escenarios públicos.
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¿Qué pensará la ministra cuando diferentes mediciones dan como resultado que el sistema de salud colombiano se encuentra por encima del promedio global? Como lo evidenció el estudio “Rasgos Distintivos de los Sistemas de Salud en el Mundo”, elaborado por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC).
¿Qué pensará la ministra cuando la Superintendencia Nacional de Salud tuvo que reconocer que el monto total de la deuda de las EPS con los prestadores de servicios era mucho menor de lo que ella afirmaba todo el tiempo, y que era uno de los principales argumentos para criticar el actual modelo y justificar un cambio profundo?
¿Qué pensará la ministra al darse cuenta de que sus argumentos bajo las cifras de mortalidad materna que con fervor expone, no resultan bien librados en un análisis de expertos? Y que si bien los casos de mortalidad materna aumentaron en los últimos años, este aumento está dado, entre otros factores, por asuntos como la atención de migrantes con preexistencias, el COVID (que además interrumpió el seguimiento a las maternas), y no solamente como resultado directo, único y absoluto del sistema de salud.
Ahora bien, entiendo que una de las principales preocupaciones y motivaciones para asumir esa arriesgada decisión de reformar integralmente el sistema de salud, es la optimización de recursos. En este sentido, ¿Cuál es el mecanismo que garantiza la transparencia del manejo de los recursos? ¿Quien hará la auditoria de las cuentas y quien garantizará que el Fondo Regional que administrará los recursos según la propuesta borrador que circula, tenga la experticia y la técnica que se requiere para proteger los 70 billones de la salud? ¿Se pondrá en riesgo la sostenibilidad del sistema?
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Muchas son entonces las dudas e inquietudes que generan las afirmaciones de la Ministra de Salud; confío en que el debate sobre la reforma al sistema logre alcanzar la mayor objetividad y seriedad técnica, superando las intenciones y pasionamientos político ideológicos.
P/D Espero que la ministra me responda y comparta con todos los colombianos el texto de la reforma, para hacerle más preguntas.