Por: José David Name Cardozo – Senador de la República
El retorno de la tasa de desempleo a dos dígitos, advierte la que podría ser una nueva tendencia en los indicadores para los próximos meses. Enfilar esfuerzos para mitigar los efectos de la desaceleración económica sobre el empleo es crucial para impedir que siga decreciendo la ocupación laboral de los colombianos.
El deterioro de las cifras de desempleo quedó evidenciado en el reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que para diciembre se ubicó en 10,3%. De acuerdo con la entidad, al cierre del año pasado 2,5 millones de personas estaban buscando empleo y para todo el 2022, el porcentaje de trabajadores desempleados fue de 11,3%. Cifras que junto a la inflación del 13%, registrada el pasado mes de enero, se convierten en el gran enemigo del desarrollo del país.
La persistencia de la brecha de género en las estadísticas oficiales, que ubicaron la desocupación de los hombres en 2022 en el 9%, y el desempleo de las mujeres en un 14,3%, con una diferencia de más de 5 puntos porcentuales, exige mayores medidas que permitan reducir la desigualdad laboral que por generaciones ha marcado el mercado colombiano.
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Aunque la cifra de desempleo juvenil para el 2022 presentó una disminución de 2,6 puntos comparada con el 2021, situándose en 11,2%, la actual problemática sigue demandando la adopción de más políticas públicas destinadas a generar nuevas dinámicas de empleo a nivel local y nacional, que permitan mejorar oportunidades laborales de la población más joven. Integrar a los jóvenes en el mercado es uno de los principales desafíos que hay que enfrentar, debido a la gran dificultad que se les presenta para acceder al primer empleo.
Un estudio de la firma Change Américas, aplicado a más de 500 directivos de las principales empresas colombianas, reveló que la situación económica del país, alterada por diversos factores como la inflación, la desaceleración económica o el ajuste del salario mínimo, han llevado a las compañías a aumentar sus presupuestos de nómina hasta en un 14%, y en algunos casos a disminuir los puestos de trabajo.
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La preocupación ante el fantasma de la recesión económica para este 2023, enciende las alarmas por la posibilidad de nuevas subidas en las cifras de desempleo. Un escenario que debe ser revertido a toda costa para frenar la escalada de la desocupación laboral y la informalidad. Además, de priorizar la discusión de estas problemáticas en la reforma laboral que será presentada al Congreso el próximo mes de marzo, el gobierno debe atender las señales que está enviando el mercado laboral a través de nuevas políticas públicas, que promuevan la creación de más puestos de trabajo en el corto plazo.
No podemos permitir que la falta de oportunidades siga truncando los sueños y el desarrollo de millones de familias colombianas. El camino para garantizar el crecimiento económico del país es la generación de nuevos empleos.