Por Freddy Serrano Díaz
Estratega Político
Una firma es un signo o escritura manuscrita, normalmente compuesta por datos y rúbrica, que una persona pone en un documento para identificarse, autorizar o expresar que aprueba su contenido.
Por otra parte los grupos significativos de ciudadanos en Colombia son organizaciones coyunturales y no permanentes para postular listas y candidatos en un determinado certamen electoral.
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Entendiendo el panorama, estamos de nuevo en el ya común y creciente mercado de la recolección de firmas para avalar candidaturas, una muestra fiel qué hay lideres que entienden la legalidad del ejercicio pero parecen desconocer su legitimidad.
Las firmas deben representar entusiasmo y aprobación que da una multitud a una o más personas, generalmente mediante voces y aplausos, no una notificación o anuncio personal de una aspiración dictatorial.
Esa es la cuestión, se siguen gastando millones, publican que comenzó la humildad con fotos regalando mercados, abrazando niños y abuelos desconocidos, recolectando firmas, llevando alimentos a los animales de calle, preparando mezcla, conduciendo taxi y hasta cocinando en una plaza de mercado.
Surge la pregunta: ¿son más de lo mismo?, pero claro, hoy buscan la firma y mañana hacen una alianza ganadora con el naciente partido de un político tradicional, y está bien, vale la pena ser humilde, siempre que esta expresión sea auténtica.
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Por su parte quien asesora les dice remánguese la camisa, hágase al lado del librero o la bandera, dígale a su familia que se aliste para la foto y cuéntele a la gente de las bondades de las obras de su anterior gobierno que solo a usted le importan.
“Para no ser más de lo mismo hay que entender, hacer los que hacen todos, nos pierde en un mercado de iguales”