Por FREDDY SERRANO DIAZ
Estratega Político
Incrédulos, desconfiados, susceptibles y hasta quisquillosos somos la mayoría de votantes en América Latina, nos resistimos a la doctrina dictatorial, impostada y maniqueista de autoproclamados líderes que fungen como profetas del argumento valedero.
Mientras estos jefes supremos, con alarde y suficiencia se han comido el cuento de ser pontífices dueños de opiniones o ideas difundidas como dogmas, impávido el reservado elector se guarda sus opiniones y a veces incluso sin convencimiento, les vota.
Eso es lo que tenemos, un panorama a expensas de dictadorsillos reyesuelos, que ojalá comiencen a entender que las autoridades son elegidas para servir al pueblo, no para servirse del sistema.
No cabe duda, el problema se suscita cuando la condición humana no la política, hace de las suyas, luego la solución está en entender que el enemigo se representa en el ego y la vanidad.
El reto está en asumir que nos equivocamos, que la soberbia nos impide aprender y desarrollar talentos, pues lograr el éxito nos ciega al punto de negar fallas propias y ahí vamos por el mundo siendo “biblias para votantes ateos”.
Cuando el avión comience a caer el incrédulo deberá comenzar a creer, los líderes son pilotos de esa nave, sin embargo darles un motivo está asociado a la confianza que tal vez nunca existió.
“Voy a vender el voto al que me pague por votar en blanco” me dijo ayer un amigo, creo que un voto no tiene precio, es la confianza depositada en un desconocido para que haga más y hable menos.