Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo con paisajes que van desde las playas del Caribe a las costas del pacífico pasando por páramos, desiertos y selvas en un territorio que cuenta también con ciudades históricas, un patrimonio que comienza a perfilarlo como una joya turística tras el fin del conflicto con las Farc.
Las cifras así lo indican pues en el primer semestre de este año el número de viajeros internacionales creció un 46,3 % en comparación con el mismo período de 2016.
“El turismo se ha convertido en motor de desarrollo de las regiones. La promoción internacional, sumada al posconflicto ha incrementado el interés de los viajeros por conocer el país, tanto para vacaciones como para negocios”, dijo la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture.
Entre los retos que debe superar el turismo colombiano está el de romper el estigma: atraer a extranjeros que tienen una imagen del país muy marcada por el pasado de narcotráfico y conflicto que recuerdan constantemente películas y series de televisión.
La labor no es fácil y debe hacerse de manera progresiva. En esa tarea ha ayudado notablemente el documental “Colombia magia salvaje”, que retrata el país desde sus lugares más recónditos y que se convirtió en la cinta más vista de la historia de la nación.
El filme sorprendió a propios y extraños al visitar algunos de los rincones más escondidos del país, inaccesibles hasta hace bien poco puesto que eran bastiones de las FARC, y que han atraído a muchos turistas. Efe
El retroceso de esa guerrilla y el posterior acuerdo de paz que sellaron con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha permitido que muchos de esos lugares puedan ser visitados ahora con mucha mayor facilidad.
Precisamente, el acuerdo de paz y la larga negociación han puesto a Colombia en el candelero informativo mundial, lo que ha hecho que muchas personas descubran una nueva realidad del país y hablen de él más allá de los tópicos.
Ese elemento se muestra en la variada procedencia de la mayoría de los visitantes extranjeros: Venezuela, Estados Unidos, Argentina, Brasil, México, Ecuador, Chile, Perú, Panamá, España, Francia, Alemania, Canadá y Costa Rica.
Sin embargo, el número total sigue siendo relativamente bajo, 2,9 millones de visitantes del exterior, frente a los 1,9 millones que llegaron en el primer semestre de 2016, lo que muestra el potencial de crecimiento que tiene Colombia todavía por delante.
En caso de mantenerse esa tendencia positiva, que comenzó antes del inicio del verano del hemisferio norte, cuando más turismo se desplaza desde esa región del mundo, Colombia se aproximaría a la meta de seis millones de turistas que marcaron las autoridades para 2018.
Las proyecciones de Colombia también han crecido notablemente gracias a la más célebre de las guías de viajes, la que edita “Lonely Planet”.
Entre las recomendaciones de la guía para 2017 se encuentra Colombia, situada en el número dos de los países de su lista, justo por detrás de Canadá.
Para esos turistas potenciales, Colombia tiene mucho que ofrecer, pues mucho más allá de la colonial Cartagena de Indias cuenta con otros atractivos culturales similares como Barichara o Villa de Leyva.
Otro desafío está en la mejora de las infraestructuras ya que por el propio conflicto muchas regiones con un enorme potencial turístico no tienen el desarrollo necesario, algo sobre lo cual, dijo la ministra, se está trabajando para fortalecer la competitividad y “aprovechar el buen momento” del país.
Además, entre los proyectos está el desarrollo del ecoturismo en el único país de Suramérica con costas en los dos océanos, donde se puede disfrutar de la tranquilidad de las aguas del Caribe o avistar ballenas en el Pacífico.
Colombia también cuenta con una oferta que incluye selvas, desiertos o ecosistemas de alta montaña al alcance de la mano, lo que atrae a muchos turistas, especialmente de Europa.
De otro lado, está en aumento el turismo de congresos, habitualmente centrados en Cartagena, y que el Gobierno ha intentado diversificar en otras ciudades como muestra la última cumbre de la Alianza del Pacífico que tuvo a Cali como sede.
Para que el crecimiento continúe el país también debe atraer turistas de grandes emisores de viajeros, como China, Rusia o Japón, pues con la paz ya tiene la materia prima necesaria para convertirse en una joya turística de Suramérica.