Un nuevo estudio de la Universidad de Stanford (EE.UU.) sobre autismo ofrece luces sobre cómo se podría controlar la hiperactividad e incrementar la sociabilidad en aquellos que padecen este desorden conductual.
Algunas características claves del autismo reflejan un desbalance en las señales de neuronas estimulatorias, según un estudio divulgado, que enfatiza el control de ese desequilibrio para aliviar algunos de los síntomas de desorden.
Investigadores de la universidad californiana realizaron una serie de experimentos en ratones de laboratorio modelos del desorden, controlando la hiperactividad de unas células y estimulando otras.
El estudio encontró que al reducir los índices de algunas señales neuronales en la parte frontal del cerebro y al estimular otras, se podría controlar la hiperactividad y se incrementaba la sociabilidad, dos de los síntomas claves del autismo en las personas.
Por razones que todavía no se han podido definir, el autismo ha aumentado sustancialmente en años recientes, lamentó hoy Karl Deisseroth, profesor de Bioingeniería y Ciencias Psiquiátricas y Conductuales.
El autismo incluye una gama de desórdenes conductuales que causan comportamientos repetitivos y afectan la vida social de quienes los sufren.
Utilizando una técnica avanzada de laboratorio conocida como optogenética y de la que Deisseroth ha sido pionero, los investigadores con Aslihan Selimbeyoglu como autor líder, estimularon la actividad en unas neuronas y redujeron las respuestas en otras.
Para lograrlo, los científicos insertaron dos tipos de proteínas sensibles a la luz (“opsins”), unas inhibitorias en las neuronas piramidales y otras estimulantes en las neuronas parvalbúmina.
Al activar estas proteínas los ratones afectados redujeron sus conductas repetitivas y mejoraron su interacción con otros ratones, según encontró el análisis publicado hoy en la revista Ciencia de Medicina Translacional.
Los resultados fueron similares tanto al inhibir las neuronas piramidales como al estimular las células parvalbúmina, reseña Efe.
“Juntos, estos hallazgos sugieren que esta forma de regular los índices de excitación e inhibición de estas células en la corteza prefrontal media puede ser significativa en el comportamiento social normal y en el autismo”, resumió Deisseroth. SA