El Tribunal Superior del Reino Unido dio luz verde a que cientos de afectados por productos de plasma sanguíneo contaminados que se utilizaron en las décadas de 1970 y 1980 reclamen compensaciones.
La primera ministra británica, Theresa May, anunció una investigación interna en el Servicio Nacional de Salud para “establecer la verdad” sobre un escándalo que provocó la muerte de al menos 2.400 personas.
Miles de pacientes del NHS fueron tratados con productos sanguíneos contaminados que les llevaron a contraer enfermedades como la hepatitis C y el sida.
El tribunal anunció hoy que considera “apropiado” que los afectados o descendientes de las víctimas pidan una compensación, lo que abre la puerta a que cerca de 500 reclamaciones potenciales se agrupen para iniciar un litigio.
Abogados que representan al Ministerio de Salud británico declararon a la cadena BBC que la decisión judicial les parece “prematura”, dado que todavía no se han publicado las conclusiones de la investigación pública que inició el Gobierno, reporta Efe.
Un informe elaborado en 2015 por un grupo de diputados británicos de diversos partidos señala que cerca de 7.500 pacientes recibieron productos contaminados, la mayoría de ellos personas con hemofilia
