Dentro de las enfermedades que con mayor frecuencia sufren los bebés se encuentran las que están relacionadas con el sistema digestivo. En especial, la diarrea es uno de los padecimientos que más afecta a los menores y por ende genera serias preocupaciones en los padres de familia. Aunque el hecho de ver a un bebé con diarrea puede llegar a generar alarmas, es importante saber que este padecimiento suele ser superado sin necesidad de asistencia médica. Según la doctora Clara Eugenia Plata, gastroenteróloga pediatra adscrita a Colsanitas, “la mayoría de episodios suelen superarse sin apoyo médico en una o dos semanas, la clave está en garantizar la adecuada alimentación e hidratación del bebé. Si los síntomas continúan durante más de este tiempo, sí es necesario asistir a urgencias”. La diarrea en los bebés puede estar acompañada de vómito, fiebre e inclusive síntomas respiratorios como gripa o tos. La higiene de los niños, cuidadores y padres es fundamental para evitar el contagio, de igual manera se deben garantizar las buenas condiciones de los alimentos, especialmente en los menores de seis meses. Para aprender a controlarlo, conoce cinco aspectos de la diarrea en los bebés que son importantes para controlarla. Síntomas: La diarrea se presenta cuando hay un aumento en la frecuencia y una disminución en la consistencia de las deposiciones. Algunos de los síntomas son dolor abdominal, episodios de vómito, fiebre, disminución de apetito, e inclusive síntomas respiratorios como gripa o tos, entre otros. El cambio en las características de la deposición también puede acompañarse de cambios en la coloración. Siendo la deposición verdosa o amarillenta con moco, sangre o pus visible en la materia fecal. Causas: La diarrea puede contagiarse por contacto con personas, por consumo de alimentos contaminados o contacto con superficies contaminadas. Los que tienen mayor riesgo de sufrir diarrea aguda son los menores de un año, aquellos que no recibieron leche materna o que recibieron lactancia por periodos cortos de tiempo. De igual manera, son propensos los niños que asisten al jardín infantil, han tenido contacto con personas enfermas o han viajado a zonas donde el agua no es potable. Debe haber especial atención en aquellos niños que tienen problemas de desnutrición. Tratamiento: la mayoría de los episodios se superan sin asistencia médica. Con un correcto cuidado en casa no hay necesidad de asistir a urgencias. Se debe mantener una adecuada hidratación y alimentación. Cuando el niño está sufriendo de diarrea, se suele cambiar su alimentación y limitarlo a caldos o jugos, este cambio provoca una pérdida de peso, además, las bebidas para deportistas poseen mucho azúcar que hará que la diarrea empeore, se prolongue y genere desnutrición. Se debe procurar mantener una alimentación normal, teniendo en cuenta que el niño tendrá el apetito disminuido. Es importante no suspender la lactancia materna ni el tratamiento de aquellos bebés que reciben fórmula infantil. Hidratación: los niños pierden más líquido de lo usual debido a la diarrea y pueden llegar a deshidratarse. Para reponer esa pérdida se debe suministrar suero de rehidratación oral, éste además de suplir el agua que el niño está perdiendo también aportará el sodio y los electrólitos necesarios. Disminución en la saliva, ausencia de lágrimas, alteraciones en la consistencia de la piel e inclusive alteraciones en su estado de conciencia, son algunos de los síntomas sobre los que se debe estar alerta. Prevención: es esencial mantener la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y acompañamiento la alimentación durante dos años. También es necesario tener el esquema de vacunación completo, la vacuna del rotavirus ayuda a prevenir los episodios de diarrea viral. El lavado de manos de los niños, los cuidadores y padres es fundamental, también lo es garantizar la higiene en la preparación de los alimentos. |