La crisis sanitaria de la provincia indonesia de Papúa, en la que han muerto al menos 80 niños por un brote de sarampión y malnutrición desde septiembre, tardó en ser comunicada a las autoridades a causa de los problemas de conexión de la región.
Los casos comenzaron a ser contabilizados por las autoridades en septiembre, pero no fue hasta la semana pasada cuando el Gobierno central envió un grupo de médicos a la región y después de que se informara de la muerte de al menos 80 menores.
La emergencia sanitaria -que según datos del ministerio de Sanidad asciende en 5 meses a 646 casos de sarampión, 144 de malnutrición y 4 de ambos- ha colapsado el único hospital en Agats, capital del distrito de Asmat (centro de la provincia), y obligado a alojar enfermos en una iglesia cercana.
La directora de Cuarentena y Vigilancia del ministerio de Sanidad indonesio, la doctora Jane Soepardi, dijo a Efe que al principio los casos no se reportaron a la administración central, reporta Efe.
Soepardi, que visitó algunas de las zonas más remotas entre el 19 y el 23 de este mes, señaló que la ausencia de cobertura telefónica u otras comunicaciones y el coste del transporte retrasaron la reacción del Gobierno central.