La fiesta brava sigue toreando a la polémica en Colombia

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La temporada taurina de Bogotá, que el próximo domingo tendrá su segunda de abono, continúa signada por la polémica entre quienes la defienden y los que se oponen radicalmente, entre ellos el Gobierno, que presentó un proyecto de ley con el que busca ponerle fin a la tauromaquia en el país.

Colombia es uno de ocho países del mundo donde aún se permite la lidia de toros, que para un sector de la sociedad es una expresión de violencia y crueldad contra los animales y convierten en “tardes de luto” los domingos, mientras que los taurófilos lo ven como un evento cultural icónico de Bogotá.

La semana pasada, justo cuando comenzó la temporada bogotana a la que los organizadores llamaron “De la libertad”, el Gobierno, a través del Ministerio del Interior, rechazó las corridas de toros en el país y pidió a la Cámara de Representantes seguir debatiendo un proyecto de ley que elimina la llamada fiesta brava.

“Es un clamor de mucha gente que pide que se acabe con el maltrato animal en todos los eventos en los que estén involucrados los toros”, dijo a Efe Natalia Parra, de la plataforma Animales Libres de Tortura.

La activista aseguró que el clamor ciudadano se ha hecho más importante y en ese sentido la Cámara de Representantes debe darle prioridad a discutir el proyecto por el cual “se eliminan las prácticas taurinas en el territorio nacional que también incluye programas de sustitución e integración laboral para las personas que se dedican a esta actividad”.

La polémica taurina se da principalmente en Bogotá, aunque también hay corridas en Medellín, Cali y Manizales, esta última la ciudad donde está más arraigada la tradición de los toros, así como en cerca de 30 plazas de provincia.

Parra recordó que sobre las corridas de toros la Corte Constitucional se ha pronunciado varias veces, entre ellas el año pasado cuando le dio al Congreso colombiano plazo hasta el 10 de mayo de 2019 para legislar sobre el espinoso tema.

En ese sentido, destacó que la Cámara Baja recibió a finales del año pasado 90.000 firmas de ciudadanos que pidieron a esa corporación que ponga en las prioridades de la agenda legislativa de este año, que comienza en marzo, la discusión del proyecto que prohíbe la tauromaquia.

Dicha iniciativa ya cumplió el primero de cuatro debates reglamentarios.

“Todavía falta mucho camino por recorrer pero esperamos que se llegue a un buen término”, puntualizó la activista animal.

Según cifras presentadas por el Consorcio Colombia Taurina, mientras en la década pasada se vendían en Bogotá entre 50.000 y 70.000 entradas, en 2017 solo fueron 28.000.

En la división de opiniones sobre las corridas de toros no ha estado ausente la violencia, pues el año pasado, cuando los toros regresaron a la Santamaría tras cinco años de ausencia, hubo 34 heridos en las protestas de grupos antitaurinos en los alrededores de la plaza bogotana.

La Santamaría cerró en junio de 2012 por orden del entonces alcalde de Bogotá, el izquierdista Gustavo Petro, quien dijo que ese escenario debía usarse para “actividades de vida y no de muerte”.

Sin embargo, en septiembre de 2014 la Corte Constitucional ordenó el regreso de las corridas de toros a la Santamaría al fallar en favor de la Corporación Taurina de Bogotá una acción de tutela presentada contra la decisión de Petro, ahora candidato a la presidencia.

Por lo demás, la polémica ha juntado en el mismo bando a dos personajes opuestos en la política como Petro y el actual alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, ambos con simpatías por la tauromaquia en el pasado, que ahora coinciden en que la fiesta taurina debe acabarse.