Aumento del hambre en Latinoamérica marca la Conferencia de FAO en Jamaica

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El reciente aumento del hambre en Latinoamérica tras décadas de avances fue motivo de preocupación en la Conferencia regional de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura inaugurada hoy en Jamaica.

Por primera vez estuvieron representados en un encuentro de este tipo los 33 países miembros de la FAO en América Latina y el Caribe, que eligieron la ciudad de Montego Bay para debatir los próximos pasos a seguir en la lucha contra la inseguridad alimentaria.

Lo hicieron después de que la región haya visto crecer las cifras del hambre tras los descensos de las últimas décadas. Según la FAO, en 2016 había 42,5 millones de personas que no tenían asegurada su alimentación, 2,4 millones más que un año antes.

En su papel de anfitrión, el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, llamó a promover las alianzas para mejorar la producción de alimentos y el desarrollo rural, con una invitación especial al sector privado, que nunca antes había participado en una conferencia regional.

Holness dejó claras algunas de las dificultades que atraviesan las islas del Caribe para desarrollar su industria alimentaria: los altos costes energéticos, la dependencia del procesamiento manual y la amenaza de los eventos extremos relacionados con el clima.

El director general de la FAO, José Graziano da Silva, advirtió del “alarmante” aumento del sobrepeso y la obesidad en la región, sobre todo en el Caribe, donde el 21 % de la población era obesa en 2014.

Insistió en que todavía es posible erradicar todas las formas de malnutrición para 2030, conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, para lo que el plan de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es la “guía”.

El canciller salvadoreño y presidente pro témpore de la Celac, Hugo Martínez, pidió apoyo a la FAO para reforzar esa iniciativa, que busca eliminar el hambre para 2025, y poder ayudar a desarrollar aquellos territorios que aún concentran las mayores tasas de hambre.

Martínez consideró que los países de la región han mejorado la coordinación política entre ellos, el intercambio de experiencias y el empoderamiento de las mujeres en el campo.

Una opinión distinta mostró la vicepresidenta de la República Dominicana, Margarita Cedeño, que lamentó que todavía existan grandes desigualdades de género y una “perenne necesidad de recuperar el potencial perdido de las mujeres en la agricultura”.

“La mujer participa con menos acceso al crédito, la titularidad y los canales productivos”, factores que les impiden salir de la pobreza, dijo en vísperas del Día Internacional de la Mujer.

El potencial de las exportaciones agrícolas latinoamericanas en el mercado mundial fue otro asunto de debate en la reunión, donde el ministro de Agricultura de Chile, Carlos Furche, instó a asociarse “porque el mundo es demasiado competitivo como para navegar solos”.

El subsecretario de Agricultura de México, Ignacio Lastra, subrayó que su país está comprometido con las relaciones “libres y basadas en las reglas existentes con los bloques geopolíticos” en un momento delicado en el que está revisando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá.

Los responsables gubernamentales también analizaron las formas de desarrollar el campo de una manera sostenible y combatir la pobreza.

En ese sentido, el viceministro de Ganadería de Honduras, Héctor Ferreira, subrayó que han implantado programas sociales como los bonos condicionados a las madres que vacunan y llevan a la escuela a sus hijos, o el de alimentación escolar.

En su opinión, se necesita mejorar el acceso de los hogares a productos frescos locales, eliminar los precios bajos de los alimentos y posibilitar que los agricultores lleguen directamente a los consumidores finales sin intermediarios.

La pobreza aumentó en las zonas rurales de Latinoamérica y el Caribe del 46,7 % de la población en 2014 al 48,6 % en 2016, mientras que la pobreza extrema pasó del 20 al 22,5 % en ese periodo, según datos de la FAO, informa Efe.

La Celac estima que habrá 140 millones de personas viviendo en el campo de los 700 millones que habitarán la región para 2030.