La Convención internacional de protección fitosanitaria ha aprobado en Roma nuevas normas para evitar la propagación de plagas como la mosca de la fruta y mejorar el transporte transfronterizo de productos agrícolas.
Un total de 135 países asisten esta semana en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a la Comisión de medidas fitosanitarias, el órgano de gobierno de la citada convención, establecida en 1952.
Durante la reunión fueron adoptados estándares para prevenir y curar las enfermedades de las plantas con el objetivo de que los tratamientos sean consistentes y efectivos en los distintos contextos, señaló hoy la FAO en un comunicado.
Una de las nuevas normas está relacionada con las técnicas de tratamiento del frío y del calor para matar a las plagas, de modo que se puedan sumergir productos con peligro de secarse como frutas y verduras en agua extremadamente caliente o exponerlos a vapor sobrecalentado, mientras que para las semillas o el grano, de baja humedad, se recomienda el calor seco.
En concreto, se aprobó una regla para el uso de un método de control con vapor que mata casi todos los huevos y larvas de la mosca oriental de la fruta.
Esa plaga está presente en al menos 65 países y en África ha causado pérdidas anuales de 2.000 millones de dólares debido a las prohibiciones de exportar fruta.
La comisión también acordó la simplificación de las normas referentes a la mosca de la fruta para que los países puedan cumplirlas y revisó la guía de mejores prácticas que sirve de referencia a los programas nacionales de supervisión frente a las plagas.
Igualmente se han revisado reglas con el fin de acabar con las pestes en la madera, utilizada muchas veces para empaquetar otros productos, y protocolos para el diagnóstico de un organismo que ataca los robles y de ciertos virus que afectan a muchas plantas como el tomate, la patata, la calabaza o el pepino, informa Efe.
El comercio internacional de productos agrícolas, en su mayoría alimentos, mueve cada año alrededor de 1,1 billones de dólares (unos 890.000 millones de euros), según la FAO, que estima en 220.000 millones de dólares (178.000 millones de euros) las pérdidas mundiales en cosechas a causa de las plagas