Deficiencia visual infantil puede derivar en muerte de no tratarse a tiempo

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Tomar en serio la salud visual de los niños es indispensable para prevenir varios tipos de esos padecimientos que afectan a casi el 60 % de la población mexicana y que pueden llevar a la muerte de no ser tratados a tiempo, dijo a Efe una especialista.

“Es un problema que si es detectado a tiempo puede tener cura, sino puede llevar a la muerte”, señaló la oftalmóloga, Nancy Sol Espíndola.

La vocera del Consejo de Optometría Mexicano señaló que la deficiencia visual es la segunda causa de discapacidad en México, solo por detrás de la discapacidad motora.

Se estima que este padecimiento afecta a 58,4 % de los mexicanos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

De ellos, el 26,9 % son niños entre recién nacidos y de 14 años, una cifra importante a la que se debe prestar atención.

Los más vulnerables son los menores de cinco años de edad en países en vías de desarrollo de extrema pobreza, 60 % de los cuales fallece en el primer año de perder la visión; el resto vivirá en promedio 40 años y 90 % de los que sobreviven no tendrán acceso a la educación.

El problema, aseguró, es que dos de cada diez niños pueden presentar problemas de gravedad como catarata, desprendimiento de retina o retinoblastoma.

“La catarata y el desprendimiento de retina se pueden curar, pero el retinoblastoma puede derivar en cáncer y puede costarle la vida al niño”, advirtió la integrante del Departamento de Visión Baja del Instituto de Oftalmología Fundación Conde de Valenciana.

La especialista aseguró que uno de los principales factores de riesgo es el nacimiento prematuro, si el bebé nace con menos de dos kilogramos o tiene antecedentes de padres con debilidad visual.

En esos casos, Espíndola dijo que es indispensable pedir desde el nacimiento una prueba de tamizaje visual, pues de existir algún problema el pronóstico resulta muy bueno para los pequeños.

“Cuando se detecta en el corto tiempo se da tratamiento oftalmológico y es poco probable que lleguen a la ceguera. Tienen una visión residual y eso les ayuda a funcionar, que no tengan retraso en el desarrollo del crecimiento y puedan ingresar a la escuela como cualquier otro niño”, afirmó.

No obstante, la especialista señaló que el principal problema radica en que los padres dan poca importancia a la salud visual de los hijos.

“Si ven algún problema piensan que cuando el niño crezca va a mejorar, pero no es así. De hecho, el 80 % de los niños con ceguera hubieran podido prevenirse de ser tratados a tiempo”, explicó.

Es por ello que la especialista pidió poner atención si el niño hace bizco, si siente que un ojo se desvía o los ojos del pequeño se mueven involuntariamente.

“También si al tomarles fotografías un ojo se ve muy oscuro y el otro rojo o si uno se ve blanco y el otro anaranjado, es importante llevarlos a revisión”, recomendó.

Espíndola explicó que la mejor edad para tratar este tipo de problemas es antes de los siete años, pues si un ojo no ve bien, con el paso del tiempo el cerebro omite la información que se puede recibir y se pierde la visión completamente.

“Y ya no podemos hacer nada, aunque se le pongan lentes”, añadió, informa Efe.

La experta detalló qué hay bebés que desde los primeros meses van a necesitar lentes “y al ponerlos a una edad temprana y con la ayuda de terapia el problema es 100 % tratable”, finalizó.