El estigma que rodea la incontinencia urinaria lleva a que los afectados no reciban un tratamiento oportuno, sufran en silencio y con vergüenza, lo que deriva además en estrés, miedo, depresión y, muchas veces, aislamiento.
“El problema es que al no querer hablarlo las personas no reciben a tiempo el tratamiento que necesitan”, señaló hoy a Efe el doctor Alexandre Kalache, especialista en epidemiología del envejecimiento.
El experto explicó que este padecimiento consiste en el escape de poca o mucha orina involuntariamente, la necesidad de acudir con frecuencia al baño, levantarse varias veces en la noche a orinar, padecer dificultad para aguantarse y dolor y molestias al orinar.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 400 millones de personas en el mundo, entre ellas 25 millones de latinoamericanos, presentan incontinencia urinaria.
En México, se estima que un 30 % de los mayores de 70 años presentan este problema.
Aunque es más común que se vea en la población de la tercera edad, el especialista advierte que puede ocurrir en cualquier momento de la vida y que el 75 % de los casos se da en mujeres.
Pese a su prevalencia, Kalache asegura que es un padecimiento “olvidado en los sistemas de salud y poco estudiado por el personal médico profesional”.
Y es el estigma y la vergüenza lo que hace que muy pocas personas busquen una cura.
El experto explicó que entre los factores de riesgo se encuentran la dieta, el uso indiscriminado de ciertos medicamentos o la interacción que tienen entre ellos en el organismo, además de cirugías y el cáncer colorrectal y de estómago, reporta Efe.
Además, los padecimiento cognitivos como el Alzkeimer y, en el caso de las mujeres los partos múltiples, son también un factor determinante.