La ministra española de Sanidad, María Luisa Carcedo, puso el ejemplo del nuevo sistema de salud universal sanitario en España, implantado por el Gobierno de Pedro Sánchez, como ejemplo de una de las mejores vías para luchar contra la tuberculosis.
En los márgenes de la 73 Asamblea General, la ONU ha celebrado hoy un debate de alto nivel centrado en la lucha contra la tuberculosis bajo el lema “una respuesta mundial urgente a una epidemia mundial”.
Y es que esta enfermedad provocó el fallecimiento de 1,6 millones de personas en el mundo el año pasado y su coste económico se mide en miles de millones de dólares, cuando es una enfermedad prevenible, tratable y curable, recordó la presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa, durante la inauguración del debate.
Precisamente, España puso de ejemplo su sistema sanitario como una buena fórmula para el “acceso y cobertura universales para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis”, que según la ministra Carcedo, “son las claves sobre las que tienen que basarse el conjunto de acciones para el control de esta enfermedad y construir una sociedad más justa y mejor”.
“El Gobierno del que formo parte tiene principios sólidos, firmes convicciones e inequívoca vocación en la garantía del derecho a la salud. Hace unos meses, hemos reconducido el acceso y la cobertura de nuestro sistema nacional de salud a la universalidad y, utilizaremos este poderoso instrumento para dirigirnos a las personas y colectivos más expuestos y vulnerables a la tuberculosis”, argumentó la ministra.
En todo caso, Carcedo dio que hay que responder a otros grandes retos, como la disponibilidad de un arsenal terapéutico más amplio y adaptado a las necesidades, la creciente presencia de resistencias a los fármacos antituberculosos, las capacidades de acompañamiento de los tratamientos para que culminen con éxito o el de “fijar estrategias para el control de la transmisión en poblaciones de elevada movilidad -desplazamiento, refugio y asilo, migración- con estricto respeto a los derechos humanos”.
“Nos comprometemos a ser un país contribuyente en nuestra acción nacional y exterior al compromiso de poner fin a la epidemia mundial de tuberculosis en 2030 y acelerar nuestros esfuerzos y acciones para conseguirlo”, abundó la ministra española de Sanidad, quien redobló su “compromiso de ser un país aliado que pondrá toda su capacidad en el objetivo de acabar con la epidemia mundial de tuberculosis en el horizonte 2030”.
Y es que, según la ministra, los “efectos devastadores para la humanidad que la tuberculosis ha tenido”, obliga a los países a “no dejar a nadie atrás” en las políticas sanitarias y sociales, informa Efe.
“Lo debe ser más aún cuando esta enfermedad azota de manera especial a las personas más vulnerables. Los aliados de la tuberculosis se han mantenido a lo largo de los años: Hablo de la pobreza y de la exclusión, de la marginación social, de la presencia de otras patologías y comorbilidades y, por supuesto, de las barreras de acceso a los servicios sanitarios”, concluyó Carcedo.