El conflicto armado y la deforestación por los cultivos de coca mermaron al departamento de Caquetá, en la Amazonía colombiana, pero sus pobladores ven en los programas de ganadería sostenible una forma de sobreponerse y olvidar el pasado.
Uno de ellos es el de reconversión ganadera, que busca ayudar a los campesinos para que saquen provecho de sus tierras, ya no de forma ilegal y dañina con el medioambiente, sino con técnicas de productividad sostenibles.
Esta técnica, que utiliza el sistema silvopastoril, una combinación de árboles y arbustos sembrados en los potreros donde pasta el ganado bovino, es la apuesta a siete años que inició en 2014 la multinacional suiza Nestlé con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Con este proyecto, del que hacen parte cien familias ganaderas, se busca que los campesinos retomen costumbres que fueron trastocadas por el conflicto armado, todo de una forma productiva y amigable con el medioambiente.
“Vivíamos en el municipio de Solita y en al año 2000, aproximadamente, decidimos salir de allá por cuestiones de orden público”, relató a Efe Rusbel Rojas, un campesino que tuvo que desplazarse a la localidad de La Montañita, cercana a Florencia, la capital departamental, por el conflicto armado con las Farc.
Los Rojas recibieron asistencia técnica y créditos para instalar en su nueva finca un tanque de agua, crearon caminos para las vacas para que no maltraten el suelo y dividieron los potreros, de manera que haya una rotación del área de pastizales.
“Gracias al sistema silvopastoril y las divisiones de potreros ahora contamos con mucho más forraje, nos sobra prácticamente la comida para las vacas de ordeño porque le damos más descanso a cada uno de los potreros”, manifestó Rojas.
El Caquetá, que tiene uno de los rebaños ganaderos más grandes de Colombia, y una importante industria de lácteos, es uno de los departamentos donde fue más intenso y cruento el conflicto armado con la guerrilla de las FARC, ahora convertidas en partido político gracias al acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016.
“Eso fue algo muy difícil porque nosotros tuvimos dos temporadas: antes del 2000 fue muy difícil con la guerrilla, y después del 2000 con el paramilitarismo, pero el cambio de nosotros ha sido realmente salirnos de lo ilícito a lo lícito”, dijo a Efe el ganadero Fredy González, que hace parte del proyecto.
González, que antes de 1988 se dedicaba al cultivo de coca, comentó que a pesar de ser más rentable lo ilegal, quiso encontrar una economía que le generara “más tranquilidad”.
“A nosotros nadie nos volvió a molestar y seguimos trabajando ya con la parte agropecuaria”, agregó el ganadero, que desde el año 2002 vende su leche a Nestlé y ahora posee su propia empresa.
González tiene en el municipio de Valparaíso una finca de 85 hectáreas con 117 animales, de los cuales unos 35 producen cerca de 280 litros de leche diarios.
El campesino agregó que pese a tener en la multinacional suiza un comprador asegurado, tiene en mente ir más lejos y comenzar a producir sus propios lácteos, pero que ese anhelo se dificulta por el abandono que sufren en materia de infraestructura.
“Nosotros acá tenemos una dificultad que son las vías, en el Caquetá el 80 % de las vías son malas”, puntualizó.
El proyecto de reconversión ganadera, que hace parte del “Plan de Fomento Lechero” comenzó hace 44 años cuando Nestlé llegó al sur del país.
Con la firma de la paz con las Farc, se espera que varios de los desmovilizados de la antigua guerrilla se sumen a este programa.
“Es muy posible que algunos de ellos se queden en el campo, porque muchos guerrilleros son de extracción campesina y querrán quedarse en el campo produciendo, y seguramente muchos de ellos van a producir leche”, afirmó a Efe el jefe de fomento agropecuario de Nestlé en Colombia, Fabio Zambrano.
El directivo recordó sin embargo los atentados que padeció la empresa en 2007, cuando fueron destruidas dos plantas de enfriamiento en los municipios de San Vicente del Caguán y El Doncello, así como los cilindros bomba que lanzó las Farc en 2008 a la planta en Florencia, informa Efe.
Pese a ello, no descarta que la empresa le compre leche a desmovilizados “si estas personas están debidamente desde el punto de vista judicial, si se reincorporaron” y si la producen “en el área de influencia nuestra”.