Al menos 37 personas murieron y más de 50 resultaron heridas en el ataque de la pasada medianoche en un hotel de Manila por un hombre armado que, según la Policía, pretendía robar en un incidente que permanece rodeado de confusión.
Las víctimas mortales perdieron la vida asfixiadas por la humareda causada por un incendio provocado por el atacante, cuyo comportamiento no resulta habitual en los asaltos de delincuencia común, tal como ha sido descrito en la versión oficial.
Según esa versión, el atacante se atrincheró en una habitación, a la que prendió fuego tras rociar con gasolina -que llevaba consigo- varias mesas del casino que alberga el complejo hotelero.
A continuación se suicidó, pegándose un tiro en la cabeza.
“No podemos relacionar el incidente con terrorismo. Él no disparó a nadie (…) si fuera un terrorista habría traído bombas o disparado contra todo el mundo”, dijo el director de la Policía de Manila, Oscar Albayalde, en rueda de prensa.
Albayalde describió al atacante como “blanco, grande y gordo”, apuntó que podría ser un extranjero de etnia caucásica y comentó que estaba “mentalmente perturbado”.
Esta versión va en el mismo sentido de la divulgada por el jefe de la Policía filipina, Roland Dela Rosa, quien en unas primeras declaraciones a la prensa descartó de madrugada que el ataque tuviera origen terrorista y dijo que el móvil fue el robo.
Dela Rosa indicó que los disparos que efectuó el atacante -cuyo cuerpo apareció calcinado- iban únicamente dirigidos a las cámaras de televisión situadas en el interior del casino. Efe
El jefe policial contradijo el relato de testigos, que dijeron que los atacantes eran varios y abrieron fuego indiscriminadamente.
Dela Rosa también aseguró que durante el incidente no se habían registrado muertos y que los heridos se produjeron durante la estampida causada por el pánico que el asalto desató entre los clientes y empleados del hotel.
Poco antes de las declaraciones del dirigente policial, la prestigiosa organización estadounidense de seguridad SITE había divulgado en twitter que el ataque había sido reivindicado por el Estado Islámico (EI), que lo atribuyó a “lobos solitarios del califato”.
De ser falsa la reivindicación del EI divulgada por SITE -especializada en terrorismo y que monitoriza las actividades islamistas a escala global-, no sería la primera vez que la organización yihadista se atribuye ataques que no ha cometido.
La autora del tuit fue Rita Katz, judía de origen iraquí, cofundadora de la organización de inteligencia y que afirmó que la reivindicación procedía de Marawi, en el sur de Filipinas.
El Ejército y milicianos del Grupo Maute, afín al EI, combaten desde hace once días en esa ciudad, donde los enfrentamientos han causado más de 170 muertos y, según analistas locales, se pueden prolongar debido a la resistencia que muestran los yihadistas.
El Ejército se ha desplegado en Marawi bajo el amparo de la ley marcial, declarada el mismo día en que se inició el conflicto por el presidente del país, Rodrigo Duterte, en toda la región de Mindanao, a la que tradicionalmente han circunscrito sus operaciones armadas los grupos islamistas que luchan por la independencia de la zona, que, en contraste con el resto del país, es de mayoría musulmana.