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Las evidencias científicas no avalan que ningún grupo de alimentos proteja frente a la covid-19, pero sí que algunos bulos y medias verdades, como el consumo desproporcionado de micronutrientes como la vitamina D o el hierro, pueden ser especialmente nocivos para la salud.
Ni el ajo ni el jengibre previenen la infección; las propiedades del zinc que contienen muchos alimentos no evitan que se contraiga la infección; los probióticos -que han demostrado una alta eficacia en numerosas infecciones- no mejoran el tratamiento de esta enfermedad.
Durante los últimos meses se han sucedido los informes de numerosas sociedades y organizaciones médicas y de especialistas en nutrición y endocrinología para sentar las bases sobre la alimentación más adecuada durante la pandemia y tratar de desterrar los numerosos bulos que pululan al respecto.
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María Barado, especialista en nutrición y dietética, incidió en esa ausencia de evidencias científicas y observó que lo que sí se ha demostrado es la repercusión que tiene la microbiota o flora intestinal en el desarrollo del agravamiento de los síntomas de la enfermedad y en la importancia por lo tanto de que esté en las mejores condiciones posibles.
“Cuando se dan noticias acerca del supuesto efecto protector de un alimento frente a cualquier patología, no se tiene en cuenta que puede ser perjudicial para aquellas personas que padecen una enfermedad de base y que dicho alimento puede empeorarla”, señaló a EFE María Barado, profesora de nutrición en la Universidad Internacional de La Rioja (norte).
La Asociación Española de Nutrición y el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas concluyó que el consumo de determinados alimentos o una dieta determinada “no puede prevenir el riesgo de contagio de personas sanas, y en personas enfermas la dieta solo podría ayudar en el manejo de los síntomas de la propia enfermedad, pero en ningún caso tratarla”. Efe