Si los fumadores cambiarían el cigarrillo tradicional por el electrónico se evitarían hasta 6,6 millones de muertes prematuras, según un estudio publicado hoy por el Centro de Cáncer Lombardi, de la Universidad Georgetown (EE.UU.).
La investigación calculó que los 6,6 millones de muertes prematuras sentía el escenario más optimista, mientras que el más pesimista sitúa esa cifra en 1,6 millones.
Los escenarios se establecieron con base en la comparación entre los daños producidos por los cigarrillos tradicionales con los electrónicos, así como por los diferentes tiempos en el inicio de fumar, el dejarlo o el cambiarlo por los electrónicos.
Además, señala el informe, este cambio representaría entre 20,8 y 86,7 millones de años de vida más para los fumadores en EE.UU.
Los investigadores anotaron importantes diferencias en el efecto en la salud pública si los consumidores de cigarrillos tradicionales se cambiasen a los “vaporizadores”.
“Adicionalmente habría tremendos beneficios de salud, incluida la reducción de enfermedades que incapacitan a los fumadores (enfisema pulmonar severo, entre otras), la disminución de dolor y sufrimiento y la reducción de la exposición al humo de segunda mano”, afirmó David Levy, profesor de Oncología de Georgetown Lombardi y autor líder del estudio.
El análisis, publicado hoy en la revista científica Control del Tabaco, destacó que la investigación más reciente sobre el uso de los cigarrillos electrónicos muestra que su utilización puede ayudar a los fumadores a dejar el cigarrillo tradicional.
“Las políticas existentes necesitan ser complementadas con políticas que motiven a sustituir los cigarrillos más mortíferos por cigarrillos electrónicos”, recalcó Levy.
Los once investigadores que participaron en el proyecto piensan que los resultados del estudio podrían ayudar a que el cirujano general, la máxima autoridad sanitaria del país, y la comunidad de salud pública encuentren una solución para terminar con el consumo de los cigarrillos tradicionales.
“El reporte de 2014 del Cirujano General de EE.UU. recomendó (diseñar) una estrategia para poner fin a la epidemia de tabaco del país, pero no ha sido presentada ninguna estrategia adicional diferente del actual ‘status quo’ de políticas de control del cigarrillo”, señaló Levy.
Según anotó el investigador, las políticas actuales incluyen altos impuestos para los cigarrillos tradicionales, sitios públicos donde no se puede fumar, campañas de prevención en los medios, programas para dejar de fumar y restricciones publicitarias.
Otra sugerencia de los investigadores considera importante reducir la cantidad de nicotina en los cigarrillos tradicionales como una forma de ayudar a disminuir su daño y favorecer el cambio hacia los electrónicos, informa Efe.
Levy mencionó que hay “evidencias” de que la reducción de nicotina en los cigarrillos tradicionales supone una “promesa”, especialmente si los fumadores son estimulados a cambiarse a los cigarrillos electrónicos.