Buscar asesoramiento de calidad es estar dispuesto a cuestionar y evaluar críticamente las recomendaciones.
Como adornos, estorbos, trofeos y hasta accesorios son calificados los que acompañan y aconsejan a los líderes, “son de todo menos asesores”: dicen… pese a eso, los que señalan, quieren ocupar su lugar y en conclusión los calificativos responden a la envidia.
Así también está el comportamiento extraño de algunos políticos, esos que quieren aplausos sin necesidad de asesoría, los que a menudo pueden ser necios y no escuchar; sienten que tener ayuda es debilidad, temen perder el control, no están abiertos a nuevas ideas y no aceptan la importancia de las decisiones informadas y efectivas.
Por su parte los consejeros, se ocupan de entender que no tienen el control, afrontan la falta de confianza y las consideraciones según las cuales su presencia es puramente simbólica, tienen el reto de crear oportunidades reales y contribuir en los procesos.
Entendiendo lo dicho, el asesoramiento debe cumplirse de manera genuina para aprovechar al máximo la experiencia y conocimiento de los profesionales, esos que enfrentan democracias cambiantes, con mayor participación digital, enfoque renovado en la rendición de cuentas, inclusión y diversidad en la toma de decisiones.
Pues bien, esa es la realidad de la política de hoy, monólogos interminables donde entre líneas dicen: “todos son tontos menos yo”, procesos a cargo de algunos que tienen asesores por gusto, para demostrar que tienen cómo pagar un servicio o cubrir un lujo, pero no escuchan a nadie más que a ellos mismos.
Qué paradójico escenario, ojalá haya quien entienda que buscar asesoramiento de calidad es estar dispuesto a cuestionar y evaluar críticamente las recomendaciones, atender y entender que de la soberbia y el ego proviene el desacierto.
Vencernos a nosotros mismos, confrontar voces disonantes, evitar los cambios ciclotímicos de postura y saber escuchar, es fundamento esencial de la actividad política.
Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político