Cuando los bebés nacen, pasan la mayor parte de su tiempo durmiendo, incluso es común que durante sus primeros días de vida como padres nos angustiemos al verlos descansar tanto y nos acerquemos para percatarnos que están respirando bien, no te preocupes, esto es completamente normal.
Así como también es normal que tengamos que despertarlos para que se alimenten, o tengamos que no abrigarlos tanto durante la hora de la lactancia, pues suelen quedar profundos con facilidad.
Estos episodios de sueño empiezan a cambiar sobre los tres meses de vida, ya que el cerebro empieza a adquirir cierto tipo de madurez, por lo que sus ciclos de sueño empezarán a ser interrumpidos, permaneciendo despiertos más tiempo durante el día y teniendo jornadas continúas de sueño en la noche.
Lo recomendable es que entre los tres y seis meses, tu pequeño llegue a dormir en el día no más de cuatro horas para que así, sus jornadas de sueño en la noche sean más largas.
Aprovecha los momentos del día en los que él está despierto para fortalecer su estimulación visual, motriz y sonora a través del juego.
Como lo mencionabas, esto es lo ideal pero si tu hijo es de aquellos que necesita más tiempo para descansar, no se lo impidas, pues es lo que él necesita para su adecuado desarrollo y crecimiento.
Debes ser consciente de que tendrás que seguir levantándote durante la noche, para cubrir sus necesidades, pero con el paso de los días esto mejorará, cuando se acerquen los seis meses y tu pequeño empiece a consumir alimentos sólidos, se sentirá más lleno y su descanso será más prolongado.
Con información de bebeabordo.com.co
