Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Consultor y Estratega Político
Tres ramas del poder público, autónomas e independientes, además de organismos electorales y de control, sirven para entender como debería funcionar óptimamente el estado, surge la pregunta: ¿hay independencia y autonomía, al menos en la percepción del elector?.
A los ciudadanos de a pie, nos cuesta
mucho entender que después de campañas costosas y cuya inversión debe recuperarse más que con un buen sueldo, no puede haber independencia a menos que se acaben las denominadas malas prácticas.
Así las cosas, el ejectutivo tiene la chequera, el legislativo hace las normas, el judicial controla, el electoral escruta y la prensa cuenta, cada quien hace lo que le toca, pero el dinero muchas veces es más fuerte incluso que las buenas ideas.
Parece complejo y de hecho lo es, estamos frente a un escenario de argumentos donde la mayoría se rasga las vestiduras para defender posturas de doble moral, mientras otros sin desparpajo, referimos lo evidente que supone acuerdos para garantizar mantenerse en el ejercicio.
¿Con quien debo pactar?, simple, debo mantener la mayoría en el legislativo para evitar correr la suerte del último presidente peruano, debo construir autoridad ya que el poder lo obtiene cualquier idiota y lo más importante, debo evitar la desbandada de mis adeptos militantes que muchas veces quieren hacer exigible que nadie más hable conmigo.
Unos pretenden cerrar instituciones, otros alquilan afecto y algunos vivimos en lo que llamamos democracia, ese circunstancial escenario de realidades en competencia con ideologías, una dinámica propicia para que la hipocresía junte voluntades o la aproximación de argumentos que quieren simplemente tener la razón.
El mensaje de lo ocurrido en Perú es que quien llegue debe asumir responsabilidades con sus electores y los que no le eligieron, hay que tomar decisiones pertinentes asociadas a la realidad y no al calor de la ideología.
“La corrupcion es corrupcion, no es ni de izquierda ni de derecha, la causa está por encima del ego”.