Preocupados por el aumento de las adicciones a los opiáceos y las muertes por sobredosis en Estados Unidos, los científicos de una universidad floridana están desarrollando pastillas imposibles de pulverizar, para que el medicamento no pueda ser inhalado, inyectado o mezclado.
El profesor Hossein Omidian, quien lidera la investigación en la Facultad de Farmacia de la Universidad Nova Southeastern (NSU) de Fort Lauderdale explicó a Efe que la clave está en el uso de polímeros que evitan la liberación de los compuestos activos de la medicina para usos indebidos.
“Debido a la presencia de los polímeros disuasivos, orgánicos e inorgánicos (disuasivos colectivos), el ingrediente activo (fármaco) permanecerá atrapado si la tableta se manipula para inhalar o inyectar”, precisó Omidian.
Sin embargo, este ingeniero químico graduado del Politécnico de Teherán (Irán) precisó que la sustancia activa será liberada si el comprimido se toma como es recomendado por el médico, por vía oral.
“La idea es utilizar estas tecnologías en formulaciones de opiáceos para minimizar las posibilidades de abuso tanto por inhalación como por inyección”, explicó.
Florida es uno de los estados del país más afectados por la crisis derivada del consumo de analgésicos opiáceos como el fentanilo, que es mucho más potente que la heroína.
Desde 2010 Omidian comenzó a desarrollar las llamadas Formulaciones para Disuadir el Abuso (ADF, en inglés) para hacer desistir a los adictos de inyectarse o inhalar opiáceos y en general las medicinas de prescripción.
Omidian, sin embargo, indicó que esta innovación se puede usar en cualquier fármaco recetado u otro agente activo que sea susceptible de ser usado de otra manera que no sea su ingestión.