Un grupo de científicos de la universidad chilena de Concepción ha descubierto el primer tratamiento específico para combatir el virus hanta, una afección que transmiten a los seres humanos los ratones colilargos y que puede llegar a ser mortal.
El grupo de investigadores ha estado liderado por la doctora en Microbiología María Inés Barría, quien explicó a Efe que se trata de una cepa de este virus, la denominada Andes, que está presente sobre todo en la Patagonia chilena y argentina y que produce una enfermedad llamada síndrome cardiopulmonar por hantavirus.
“Esta afección, que comienza con síntomas inespecíficos, como una gripe, se va agravando y genera un cuadro cardiopulmonar que puede provocar un shock y en una gran profusión de las personas, la muerte”, señaló.
“La mortalidad histórica de este virus es de alrededor de un 36 % a un 40 %, por lo tanto, es grave”, añadió.
Para tratar esta enfermedad su equipo creó un fármaco elaborado con anticuerpos monoclonales (procedentes de una única célula madre) de personas que sobrevivieron de forma natural debido a que su sistema inmune genera por si solo los anticuerpos necesarios para neutralizar el virus y eliminar la infección.
Para ello, y con el apoyo de un grupo de infectólogos liderado por el doctor Mario Calvo, de la Clínica Alemana de Valdivia, formaron una red médica en el sur de Chile y se comunicaron con gente que había sobrevivido a la infección.
“Buscamos a los pacientes que eran mejores para neutralizar el virus, les tomamos una muestra de sangre, aislamos los linfocitos B, que son células que fabrican los anticuerpos y, a través de la biología molecular, aislamos y clonamos esos anticuerpos, es decir, aislamos el principio activo que les permitió sobrevivir a la infección”, describió.
“Por lo tanto, lo que tenemos aquí es un tratamiento con base en anticuerpos monoclonales 100 % humanos, lo cual es ideal porque tiene una muy baja probabilidad de que sea tóxico o genere efectos secundarios cuando se aplique este tratamiento a una persona”, agregó.
Sin embargo, Barría precisó que esta enfermedad “no tiene vacuna, ni tratamiento” y que este procedimiento, aunque sirve tanto para tratar la enfermedad como para prevenirla, “no es una vacuna propiamente dicha”.
“Las vacunas duran muchos años e incluso algunas duran toda la vida. Ésta se podría utilizar para vacuna, pero sólo por un par de semanas”, puntualizó.
Esta corta duración se debe a las características propias de los anticuerpos, que solo circulan por el sistema unas tres semanas, de forma que solo serviría para proteger de la infección por el tiempo en que estos anticuerpos permanezcan en circulación por la sangre.
La vacuna se encuentra actualmente en pruebas en el National Institutes of Health (NIH) en Estados Unidos para verificar su seguridad y eficacia en animales, y esperan tener respuestas entre este año y el próximo, informa Efe.
“En paralelo estamos trabajando con agencias reguladoras, tanto la estadounidense FDA (Food and Drug Administration) como de Chile, para avanzar en la documentación y después comenzar con los ensayos clínicos en animales”, finalizó.