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La generación de empleo y el déficit externo son los principales desafíos de la economía colombiana en 2020, año en el que se espera que el país vuelva a crecer por encima del promedio de Latinoamérica.
“El déficit externo -que se mantuvo en niveles altos- y el deterioro paulatino del mercado laboral son los principales retos de Colombia para 2020, año en que se prevé un crecimiento del 3,5 %”, advirtió la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) en su informe anual, en el que resaltó la evolución del país.
Mientras Latinoamérica está por completar su peor septenio en 70 años, con un crecimiento de apenas 0,1 % en 2019, la economía colombiana se expandió cerca del 3,2 %, resultado que puede mejorar este año.
“Estas perspectivas están asociadas al hecho de que los emprendedores y los empresarios mantienen su confianza en la estabilidad y el buen comportamiento de la economía”, dijo a Efe Saúl Pineda Hoyos, viceministro de Desarrollo Empresarial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
AÑO DESTACADO
Por su parte, el director y economista jefe de BNP Paribas para Colombia y México, Joel Virgen, explicó que “la situación macroeconómica del país se destacó positivamente ante un entorno internacional caracterizado por un lento avance y plagado de riesgos a la baja en la forma de tendencias proteccionistas”.
Según Virgen, la economía colombiana muestra una “resiliencia extraordinaria”, respaldada por una “robusta” demanda interna debido esencialmente al alto consumo de los hogares.
En esto coincide Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research para Colombia, en su análisis “Memorias 2019 y tareas 2020”, en el que subrayó que “el consumo de los hogares caminó más rápido de lo esperado por una combinación de factores coyunturales”.
“Los hogares gastaron sus ingresos adicionales y se endeudaron más, los migrantes que llegaron masivamente dinamizaron el consumo de bienes primarios y servicios y las familias apoyaron a los trabajadores que perdieron su empleo para que pudieran mantener su consumo”, detalló Téllez.
DESCONTENTO SOCIAL
Sin embargo, el Mapa de Riesgo Político Global de la consultora AON alertó en el último año de que Colombia es una nación “con una combinación de desigualdad y falta de compromiso cívico”, que la convierten en candidata a manifestaciones sociales.
Pese a ello, los analistas consideran que las recientes protestas en el país tuvieron efectos moderados, y se espera que transitorios, en la economía, pero frenaron las reformas.
“El problema es que el actual contexto de descontento social que tiene como contrapartida una baja popularidad gubernamental, sin mayoría en el Congreso, disminuye sensiblemente la probabilidad de realizar reformas estructurales”, sostiene Virgen.
SITUACIÓN FISCAL
Una de esas reformas es la tributaria, aprobada en diciembre pasado y que varios expertos consideran insuficiente, mientras sus críticos la califican de “nefasta” para la clase media.
“Es una reformita. Casi todos los sectores consideran que no es la reforma que se necesitaba porque no atiende el problema de fondo, que es la sostenibilidad de la economía”, afirma Miguel Ángel Herrera, socio de la consultora Agora.
La reforma, llamada “Ley de crecimiento económico” y con la que se espera recaudar 13,5 billones de pesos (unos 4.071 millones de dólares), contempla una rebaja de impuestos a las grandes empresas y la devolución del 100 % del IVA “a las familias más vulnerables”, entre otras medidas.
Según el BNP Paribas, con esa reforma es difícil que el Gobierno alcance la meta de déficit fiscal equivalente al 2,3 % del PIB “y predecimos en cambio un 2,5 %”.
DOLORES DE CABEZA
Para la Cepal, “el deterioro progresivo del empleo es otro motivo de preocupación” este año en Colombia pues ocurrieron “considerables pérdidas de puestos de trabajo, al parecer relacionadas con el desaliento laboral de trabajadores de baja productividad y las vinculaciones precarias por la acentuada presión de la migración venezolana”.
El desempleo en noviembre pasado fue del 9,3 % y se estima que el promedio de 2019 ronde el 10 %, uno de los más altos de los últimos ocho años.
A ello se suma el déficit en cuenta corriente, equivalente al 4,4 % del PIB, “uno de los más amplios” entre las economías emergentes, según BNP Paribas.
Tanto esta entidad como la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) advirtieron que para este año se espera que siga una demanda global débil y un consumo local robusto, lo que tendrá un impacto en el comercio exterior e impedirá reducir el déficit en cuenta corriente.
Con ese escenario de fondo, los analistas apuntan a una subida de los tipos de interés en el primer trimestre para contener el déficit en cuenta corriente, las presiones inflacionarias y la depreciación del peso ante el dólar.
Mientras tanto, el Gobierno se plantea como desafíos el impulso del turismo y de la productividad, así como “aprovechar las buenas condiciones generadas por una tasa de cambio competitiva para las exportaciones”, asegura el viceministro Pineda. Efe