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El Tribunal Supremo de EE.UU. dio indicios este martes de que mantendrá en pie al menos la mayor parte de la reforma sanitaria de 2010, conocida como Obamacare, durante una audiencia sobre los intentos de tumbarla del Gobierno del presidente saliente, Donald Trump, y de republicanos en varios estados.
El Supremo ya salvó en dos ocasiones -en 2012 y 2015- la pieza más importante del legado del expresidente Barack Obama (2009-2017), una ley sanitaria que ha dado cobertura a más de 20 millones de personas en Estados Unidos y que los republicanos llevan una década tratando de derogar.
Sin embargo, la corte que escuchó este martes los argumentos del nuevo desafío a Obamacare es la más conservadora que ha examinado nunca esa ley, pues cuenta con tres jueces nuevos, todos ellos nominados por Trump, incluida la magistrada recién incorporada al tribunal Amy Coney Barrett.
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Ese factor atemoriza a los demócratas, pero la audiencia les dio razones para el optimismo, porque al menos cinco de los nueve jueces del Supremo dieron señales de que no están a favor de derogar el grueso de la ley, incluidos dos miembros de la mayoría conservadora del tribunal: John Roberts y Brett Kavanaugh.
“No es nuestro trabajo” tumbar la reforma sanitaria cuando el Congreso de EE.UU. no lo hizo, dijo Roberts, el presidente del Supremo, durante la audiencia de este martes, que se desarrolló por teleconferencia y duró unas dos horas.
La decisión del Supremo no se espera hasta la primera mitad de 2021, ya bajo el mandato del presidente electo, Joe Biden, quien ha prometido defender y ampliar el alcance de Obamacare, mientras que Trump ha tratado sin éxito de derogar esa ley sanitaria durante sus casi cuatro años en el poder.
Lo máximo que consiguió Trump fue que el Congreso, controlado por los republicanos, debilitara en 2017 uno de los pilares de la ley -la obligación de todos los estadounidenses de contratar un seguro médico-, al dejar en cero la multa económica que existía para aquellos ciudadanos que no lo hicieran.