El Tottenham castiga a un apático Real Madrid en Wembley

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El Tottenham Hotspur castigó este miércoles la apatía del Real Madrid en Wembley (3-1) y, con un doblete de Dele Alli y un tanto de Christian Eriksen, dejó prácticamente asegurado su pase a octavos de final de la Liga de Campeones y agigantó la crisis del vigente campeón de Europa.

Ni el escenario -un estadio tan emblemático como Wembley-, ni la inmensidad del partido -un duelo contra el actual subcampeón de la Premier League-, lograron despertar de su letargo al Real Madrid, que saltó al césped de ‘La Catedral’ con la misma pasividad e ineficacia que demostró hace cuatro días en Girona (3-1).

La vuelta de Alli después de haberse perdido las tres primeras jornadas de la Champions League por sanción insufló al ultramotivado y magníficamente bien trabajado Tottenham de una marcha más ante el 12 veces campeón de Europa, totalmente a merced de los ingleses durante los 90 minutos.

La batalla a brazo partido que se esperaba entre Cristiano Ronaldo y Kane tuvo un protagonista inesperado: Alli, que debutó esta temporada en la máxima competición continental con un doblete y una actuación portentosa.

Los hombres de Mauricio Pochettino se aprovecharon de la endeblez física y mental de los de Zinedine Zidane, que apenas aguantaron 26 minutos en su primera visita en Wembley. El técnico argentino no varió su característico 3-4-2-1, con tres centrales muy adelantados -Vertonghen, Davinson y Alderweireld- y dos carrileros puros como son Trippier y Davies.

Fue, precisamente, el lateral derecho inglés, que hizo la vida imposible a un desacertado Marcelo, el artífice del primer gol de los locales. Las recurrentes faltas de concentración del Madrid las castigó Alli después de que Trippier -en fuera de juego- le ganara la espalda a Marcelo y pusiera el balón al área pequeña, donde, en boca de gol, Dele sólo tuvo que empujar al fondo de la red.

Poco antes del doloroso 1-0, Pochettino se vio obligado a rearmar el equipo tras la lesión de Alderweireld: desplazó a Davinson a la derecha de la zaga, colocó a Dier de líbero y formó con el recién ingresado Sissoko en el centro del campo junto con Winks.

Sin embargo, no acusaron el reajuste los ‘Spurs’, que apenas sufrieron en la primera mitad. Sólo tres tímidas aproximaciones de Cristiano tras el gol de Alli lograron inquietar a un Lloris del que no se tuvo apenas noticias. Sólo el voluntarioso Isco y Casemiro consiguieron salvar el honor del Real Madrid en los primeros 45 minutos.

La segunda mitad mantuvo la tónica de la primera, y ni con el cambio a defensa de cinco de Zidane -metió a Casemiro entre los centrales- consiguieron animarse a los madrileños. A los 11 minutos de la reanudación, Dele volvió a aparecer, en una jugada en la que dejó sentado a Casemiro con dos amagos de genio y soltó un disparo que tocó en Ramos y despistó a Casilla.

Entre los ‘olés’ de Wembley, y tras la mejor ocasión de los ‘blancos’ ‘en la segunda parte -disparo desde el área pequeña de Ramos que sacó bajo palos Cristiano-, llegó el tercer y definitivo gol de los de Pochettino.

Con el Madrid volcado en busca del gol que le metiera en el partido, el Tottenham lo mató con un contragolpe de libro: Sissoko recogió en la medular, abrió para Kane y éste a Eriksen, que definió magistralmente ante la tímida salida de Casilla.

El tardío empuje del Real Madrid, ya con Asensio y Mayoral sobre el campo, se vio recompensado a falta de 10 minutos para el final, cuando Cristiano logró maquillar ligeramente el marcador con un disparo desde área pequeña tras una jugada por el costado izquierdo que no logró sacar la defensa local.

Alli pudo culminar su gran noche europea con el tercer tanto en su cuenta personal, pero su remate a bocajarro en el área pequeña se marchó incomprensiblemente fuera, informa Efe.

No se volvió a tocar el electrónico de Wembley pese a la insistencia ‘blanca’ sobre la meta de Lloris, y el Real Madrid se marchó de vacío de Londres, condenado prácticamente a la segunda plaza del grupo y con la necesidad de despertar de un letargo que lo ha sumido en una crisis de resultados y juego más que evidente.