“La vacuna no es para acabar con el virus”: experto epidemiólogo

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Foto: Anadolu

El martes 17 de febrero Verónica Machado se convirtió en la primera persona en recibir la vacuna contra el coronavirus en Colombia. La primera de 35 millones de colombianos que el Gobierno busca vacunar para lograr la inmunidad de rebaño y que el país salga victorioso de la pandemia del coronavirus que no solo se ha llevado la vida de más de 58.000 ciudadanos hasta la fecha, sino que provocó la peor caída del PIB en la historia: -6,8% en 2020.

Con el inicio del plan de vacunación llegan varios interrogantes generados por la incertidumbre que desde el inicio ha acompañado a la pandemia: ¿es seguro vacunar a los adultos mayores con cualquier biológico?, ¿cuánto tiempo más las personas deberán usar tapabocas y mantener la distancia?, ¿seguirán imponiendo cuarentenas?, ¿las vacunas acabarán con el virus?

El doctor Luis Hernández Flórez, doctor en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en Epidemiología y profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes, habló sobre lo que la ciudadanía puede esperar en el corto y mediano plazo.

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¿Hasta cuándo el tapabocas?

Para enfrentar la pandemia, mientras se consigue la inmunidad de rebaño, existen dos tipos de estrategia: “La de contención, que es la cuarentena masiva, y de mitigación, que son las de usar tapabocas o mascarillas, distancia física, aforos, lavado de manos y demás protocolos. Las cuarentenas son un fracaso de la salud pública, esta funcionó al principio, en marzo, abril y mayo del año pasado y servían para bajar la curva y alistar los servicios de salud, ya después no tienen efecto”, comentó el epidemiólogo.

Con un comportamiento constante y comprometido con la mitigación y el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, no sería necesario implementar más cuarentenas. Sin embargo, para el Gobierno esto implica invertir presupuesto en educación ciudadana, alistamiento sostenible, hacer tamizajes a la población y cortar cadenas de contacto, entre otros.

Para el doctor, las cuarentenas estrictas no solo son medidas extremas que muestran una visión restrictiva de las libertades, sino que además de afectar la economía y la salud mental, son muy difíciles de cumplir. “En Bogotá, con cifras de la Secretaría de Salud, el 40% de las personas que salieron positivas para COVID-19 o con síntomas que debían estar en aislamiento no lo cumplieron… Por ejemplo, en el estudio que hacemos en la Universidad de Los Andes en el que monitoreamos taxistas, vimos que casi el 20% de ellos que deberían estar aislados no se pueden aislar, porque no les pagan la incapacidad, no ganan, viven de eso. Entonces está con el pasajero y sigue transmitiendo. Cuando dicen ‘encerremos a todos’, ese taxista no se encierra”, dijo el experto.

Por eso, en sus palabras, “el tapabocas llegó para quedarse”, por lo menos hasta que el 70% de la población sea inmunizada. “Las medidas de mitigación hay que mantenerlas varios meses, de pronto uno o dos años más: el tapabocas, la distancia física, el lavado de manos, evitar las aglomeraciones. Mientras tanto, hay que ir saliendo y reincorporándose a la vida cotidiana, pero con estas medidas. A medida que logremos la inmunidad de rebaño se va a ir suprimiendo la pandemia y la principal medida que va a lograr su supresión es la vacunación, más las otras medidas”.

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Las vacunas no son para acabar con el virus

De acuerdo con el doctor Hernández, “muy seguramente la vacuna contra la COVID-19 va a ser una vacuna estacional, es decir, una vacuna cambiante. Eso no es nuevo, con la influenza ocurre que todos los años circulan virus de influenza diferentes y todos los años hay que hacer una vacuna diferente. Con el coronavirus va a ser lo mismo, finalmente va a quedar endémico”.

Sin embargo, es importante tener presente que las vacunas contra el virus no están diseñadas para eliminar la enfermedad. Es decir, “la vacuna está orientada a proteger contra las formas graves, la mortalidad, la morbilidad y bajar la transmisión, pero no es para que no dé COVID-19. Es como la influenza, muchas personas se la colocan y dicen que a la semana les dio gripa. Claro, no es para que no les dé gripa, es para que no les dé en forma grave”, aclaró el epidemiólogo.

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Ese es el motivo por el que el doctor Hernández considera que la vacunación debería considerarse como un acto de cultura ciudadana, pues ayudaría a evitar una mayor mortandad de personas y los vacunados protegerían a su círculo social, mientras a ellos les llega el turno de inocularse.

“Mientras más personas se vacunen mejor, porque vamos a tener menos ‘susceptibles’. Ese es el principio de la inmunidad de manada: antes, de 100 personas sin vacunar 50 eran susceptibles al virus; pero vacunando a 100 personas el virus solo va a encontrar 20 susceptibles, entonces va a ser muy difícil que el virus se siga propagando igual que antes porque las personas ya estarán protegidas”, aseguró el doctor Hernández. Anadolu