La cubana Lorena Feijoó, hasta hace un mes primera bailarina del Ballet de San Francisco, opina que la “metamorfosis es saludable” para los que se dedican a la danza clásica y ha vuelto sus ojos y sus pasos hacia la ópera.
Lorena, que regresa este fin de semana a Miami para actuar en la gala anual del Cuban Classical Ballet of Miami (CCBM), en la que bailará hoy el “Grand Pas de Quatre” (paso de cuatro) y “Le Corsaire Suite”, se siente una exploradora luego de dejar la compañía con la que bailó casi dos décadas.
“La vida viene con transformaciones”, señala en una entrevista con Efe esta bailarina graduada en 1988 de la escuela cubana de ballet y emigrada a Estados Unidos a principios de los años 90.
“Quería explorar el estilo neoclásico y abrir puertas; por eso me fui de Cuba, además de por la crisis económica”, dice pocas horas antes de presentarse en el teatro Colony de Miami Beach. Efe
Feijóo quisiera volver a su país siendo una bailarina en activo. En veinte años no ha regresado y dice haberlo intentado.
“En cierta ocasión hablé con Alicia (Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba) y estuvo muy renuente. Insistí pero nunca cuajó mi regreso”.
“Quisiera que la gente allá vea, veinte años más tarde, cómo bailo ahora”, expresa con añoranza de ese territorio que ocupa una porción inseparable de su vida, y que ella misma reconoce como fundamental.
De hecho, le gustaría que su hija de cinco años pudiera tomar clases en la misma escuela que ella por una cuestión técnica, dice.
“Nunca he encontrado la verdad absoluta. Nuestra escuela tiene aspectos fabulosos, pero existen otras (academias) que te hacen mover los brazos de una manera preciosa. La metamorfosis es saludable”, apunta.
Sobre el “Grand Pas de Quatre”, que Lorena no bailaba “desde hace más de veinte años”, se trata de un divertimento francés con coreografía de Jules Perrot, de 1845, con música compuesta por Cesare Pugni.
Es un ballet romántico por excelencia “nunca antes presentado en Miami a nivel profesional”, comenta por su parte Pedro Pablo Peña, director del Cuban Classic Ballet of Miami.
Peña intentó juntar en escena a las dos hermanas Feijóo, Lorna y Lorena, que también es una “prima ballerina”, en el “Gran Pas de Quatre”, pero no pudo cumplir su sueño.
“Mi hermana está en Houston inaugurando una escuela de danza. No podía venir de ninguna manera”, puntualiza Lorena, quien hacía cinco años no pisaba esta ciudad del sur de la Florida donde viven tantos compatriotas y tiene muchos admiradores.
Con ella estarán en el Colony y el sábado en el Miami-Dade County Auditorium las bailarinas Marize Fumero, Manuela Navarro y Venus Villa.
En la gala, además, se estrena una pieza absolutamente cubana, “Habaneras”, coreografiada por Eriberto Jiménez que parte de una idea original del propio director del CCBM, Pedro Pablo Peña, con música de Ignacio Cervantes.
La bailarina, que elige “Don Quijote” y “Giselle” entre sus ballets preferidos -“aunque no se parezcan en nada”, apunta-, se dedica ahora a bailar óperas.
“Entrar en contacto con los cantantes me llevó mentalmente a la Escuela Nacional de Artes, donde estábamos todos juntos”, explica Feijóo con ojos brillantes.
“He vuelto a admirar a los cantantes, como me enseñó mi madre. De hecho, me gustaría cantar así”, confiesa esta mujer grácil, de ojos grandes y almendrados, que estrenará en noviembre “Girls of the Golden West”, una ópera en dos actos con música de John Adams y libreto de Peter Sellars.
“Es una ópera nueva que luego de su estreno en San Francisco nos llevará al Teatro La Fenice, de Venecia. Será un gran acontecimiento cultural”, vaticina.
“Como ensayo en el mismo teatro donde trabajaba con el Ballet de San Francisco, de cierta manera continúo en la misma casa”, concluye Feijóo.