Las calles de Medellín, la capital del departamento de Antioquia, a la que llegará este sábado el papa Francisco en su visita apostólica a Colombia, están convertidas en un mercado persa que gira en torno del obispo de Roma.
Llaveros, frascos de agua bendita, rosarios, camisetas, gorras, gafas, cuadros con fotos de Francisco y otros productos son exhibidos por comerciantes formales e informales que aprovechan la visita del papa para ganarse unos pesos adicionales.
Natalia Restrepo es una de los cientos de vendedores que se mueven como hormigas para dejar entre el público los frascos de agua que ella misma fabricó.
La locuaz comerciante explica que los pequeños bidones son para que “el papa les bendiga el agua para llevar a sus hogares” y que tienen un costo de 5.000 pesos.
Ella, que es experta en el “rebusque”, no apuesta todo a un solo producto y por eso, junto a las botellas, ofrece cuadros con la imagen de Francisco.
En medio de otros vendedores, Restrepo lamenta que de su actividad “no queda mucho porque la situación económica está muy dura” pero que de todos modos “algo queda”.
Medellín es después de Bogotá, la segunda ciudad de Colombia, y es reconocida por su pujanza y se prepara para recibir al papa Francisco, que oficiará este sábado en el aeropuerto Olaya Herrera su tercera misa campal.
La primera la hizo en Bogotá este jueves y la segunda la ofició hoy en Villavicencio, capital del departamento del Meta, en donde hoy proclamó beatos al obispo de Arauca Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y al sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, conocido como el mártir de Armero.
Uno de los objetos de mayor venta en este mercado persa es una imagen de yeso del papa Francisco, ofrecida por la “módica suma de 20.000 pesos “.
“La fabricamos acá en Colombia y fue creada con base en una imagen de internet y una persona la fue creando”, explica María Camila, una de las jóvenes medellinenses que ideó el producto.
Aprovechando la visita del papa fabricaron 1.800 imágenes que son ofrecidas al público por 15 vendedores que recorren a pie las calles en busca de clientes que quieran quedarse con un buen recuerdo de la visita de Francisco a la ciudad.
Pero María Camila no solo espera vender las 1.800 imágenes de unos 40 centímetros, sino que aspira a ir a la misa campal y ver al papa.
Por su lado, Jackeline Marín también salió a la calle dispuesta a dejar entre el público banderitas, camisetas, gorras y hasta sillas para los que no tendrán una en la misa campal, informa Efe.
La visión de negocio también permite encontrar sobres de bronceador, como los que ofrece Pablo Basto que los vende a 2.000 pesos junto a ponchos para la lluvia y el “kit papal”, conformado por “una camiseta, una gorra y una banderita”.