El estado de Sao Paulo, el más poblado e industrializado de Brasil, elevó hoy de 36 a 52 el número de muertes por fiebre amarilla desde enero de 2017, lo que supone un aumento del 44,4 % en tan solo una semana, informaron fuentes oficiales.
El dato llega en un momento en el que la región sudeste del país está inmersa en medio de una masiva campaña de vacunación para evitar la expansión de un nuevo brote de la enfermedad en estados como Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro.
La Secretaría de Salud de Sao Paulo informó que en el último año se registraron un total de 134 casos confirmados de la enfermedad, de los cuales 52 resultaron en óbito, según el último boletín divulgado este viernes.
El anterior informe, del pasado 19 de enero, reportó 36 fallecimientos por el virus, por lo que en una semana el número de muertes en Sao Paulo ha aumentado el 44,4 %.
Todos los casos notificados son del tipo silvestre, transmitida por las especies de mosquito Haemagogus y Sabethes, presentes en zonas boscosas.
Brasil no registra contagios del tipo urbano, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña, desde 1942.
Los números vuelven a superar a los facilitados el martes por el Ministerio de Salud, que subió de 20 a 53 las muertes registradas en la última semana en todo el país entre el 1 de julio de 2017 y el 23 de enero de 2018, mientras que los casos escalaron hasta los 130.
Según esa estadística, ya desfasada, los estados más afectados son Minas Gerais, con 24 muertes, Sao Paulo con 21, y Río de Janeiro con 8.
Las autoridades volvieron a negar en esa ocasión la existencia de un nuevo brote de fiebre amarilla en el país como el ocurrido en el primer semestre del año pasado que causó unas 260 muertes y cerca de 800 casos confirmados, la mayoría en la región sudeste del país, informa Efe.
En este sentido, Brasil estrenó en la víspera una campaña de vacunación masiva contra la fiebre amarilla para inmunizar a unos 20 millones de personas en los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro.
La campaña concluirá en febrero y está destinada a aplicar la vacuna fraccionada, que es igual de efectiva que la estándar, pero solo garantiza inmunidad durante dos años.
El plan se desarrolló con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) y “hasta la fecha es la campaña de vacunación contra fiebre amarilla con dosis fraccionada más grande del mundo”, según señalaron los primeros en un comunicado.
Expertos de ambas organizaciones estarán en Río de Janeiro y Sao Paulo para “apoyar” y “monitorizar” la campaña de vacunación y “las actividades de vigilancia epidemiológica”.
Por otro lado, el ministro brasileño de Salud, Ricardo Barros, presentó en la víspera una fábrica con la que el país doblará a partir de junio su actual producción de vacunas contra la fiebre amarilla, hasta los 8 millones de dosis mensuales.