El departamento colombiano del Quindío, ubicado en el Eje Cafetero, aspira a diversificar su oferta turística y proyectarla más allá del grano rojo que le ha dado la fama a nivel mundial para promover la riqueza cultural de sus municipios.
Esta región, la más pequeña de Colombia, emerge entre los Andes a una altura media de 1.500 metros y se dedica en su mayoría a la agricultura, pero entre el café germinan exóticos frutos como la pomarrosa, la macadamia y el limón naranjo, un injerto entre los dos cítricos.
Entre el verde de las montañas emergen casas hacienda y edificaciones con tapias de barro teñidas de naranja, amarillo y azul, muchas con miradores que permiten observar la vegetación donde abundan orquídeas como la “Cattleya trianae”, la flor nacional.
Uno de los productos más cultivados en la región es el maíz, que sirve como base para preparaciones gastronómicas como las arepas que acompañan al chorizo y otros embutidos en la dieta diaria.
El chef Julián Hoyos, abanderado de la iniciativa “Vive el Quindío”, está dedicado a mantener las tradiciones campesinas de la zona, para lo cual cultiva en los jardines de su restaurante semillas de fríjol y maíz, con las cuales busca rescatar las raíces gastronómicas, reporta Efe.
“Las semillas ancestrales vienen de los indígenas quimbayas que habitaban la región y las conservan los guardianes (de ese pueblo), quienes las protegen de generación en generación”, dijo Hoyos.