El Gobierno de República Democrática del Congo ha redoblado sus esfuerzos ante el brote de ébola que declaró el pasado martes, con dos casos confirmados hasta ahora, para lo que cuenta con la ayuda de organismos y ONG internacionales, que se han volcado en tratar de impedir que se expanda la epidemia.
Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud congoleño han informado de 36 casos (2 confirmados, 16 sospechosos y 18 probables), que incluyen a tres trabajadores sanitarios posiblemente contagiados, uno de ellos fallecido.
El brote se declaró en la zona de Bikoro (noroeste del país), un lugar remoto a 280 kilómetros de la capital de la provincia de Ecuador con una infraestructura muy pobre y un acceso complicado, pero también hay casos sospechosos en la localidad vecina de Iboko.
Hay noticias de hasta dieciocho fallecidos con signos de la enfermedad, y tres más, entre ellos dos enfermeras, anunciados hoy por el encargado médico de la zona.
Se trata de un área próxima al lago Tumba, cuyas aguas van al río Congüe que llega desde República Centroafricana y fluye en la frontera con Congo Brazzaville, lo que ha disparados el miedo en la OMS de que pueda expandirse a los países vecinos.
Varios organismos internacionales -entre ellos la OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef)- y organizaciones como la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) y Médicos sin Fronteras (MSF) se encuentran ya en la zona para hacer frente a la epidemia.
La OMS no quiere que vuelva a suceder lo de 2014, cuando un brote en África Occidental (sobre todo en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia) se saldó con 11.300 muertes y más de 28.000 casos.
El mismo director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se ha desplazado al país y hoy visitó la zona para evaluar las necesidades de respuesta internacional y las formas de apoyar al Gobierno.
“Es aleccionador estar sobre el terreno con el personal de la OMS en primera línea”, dijo el director general.
Tedros Adhanom, que se reunió esta mañana con el presidente de la RDC, Joseph Kabila, quiso también resaltar el “liderazgo” asumido por el Gobierno ante la epidemia.
En el Hospital General de Bikoro, donde se atiende la mayoría de casos probables y los dos confirmados, ya se ha habilitado un área de aislamiento, fundamental para evitar que una enfermedad tan contagiosa como esta se expanda.
Los primeros en llegar a la zona afectada fueron un equipo de la OMS, con el Ministerio de Salud y MSF que se desplazaron el 5 de mayo para tomar muestras y confirmar, dos días después, que dos de ellas daban positivo en ébola.
Las prioridades ahora, según MSF, son tener una imagen clara del contexto y la evolución de la epidemia, promover la formación en las comunidades para concienciar sobre la enfermedad y aislar los posibles casos de ébola con personal específicamente entrenado para atenderlos.
La FICR, por su parte, está aportando el material que le queda del último brote de ébola, registrado en mayo de 2017 también en el país.
“Nuestra principal preocupación es que es muy difícil acceder al área afectada y los centros sanitarios que allí se encuentran tienen poco o ningún material médico”, manifestó la directora regional de África de la FICR, Fatoumata Nafo-Traoré, en un comunicado.
El ébola es una enfermedad endémica en la RDC, que está acostumbrada a sufrir brotes casi anualmente.
El último fue declarado el 11 de mayo de 2017 en Likati, en la provincia de Bas Uele (norte del país), casi en la frontera con República Centroafricana, con cinco casos y cuatro muertos.
El brote más letal que sufrió el país centroafricano, con 280 muertos, fue el primero, el de 1976, cuando se descubrió la enfermedad, que recibió justamente el nombre de un río congoleño: ébola.
Ese año, se detectó por primera vez la enfermedad en dos brotes simultáneos en Yambuku (norte de la RDC) y en Nzara, localidad de lo que hoy es Sudán del Sur, con 151 muertos, informa Efe.
El virus del ébola es transmitido por animales, normalmente murciélagos, y se contagia entre personas por fluidos o secreciones.