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Los pacientes de COVID-19 deberían ser sometidos a una nueva prueba diagnóstica del virus al menos cuatro semanas después de la aparición de los primeros síntomas, a fin de confirmar que ha desaparecido y minimizar así el contagio, dice un estudio publicado este miércoles por la revista “BMJ Open”.
Los autores, radicados en la región italiana de Emilia Romaña, advierten de que, según su análisis, el SARS-CoV-2 “tarda una media de 30 días en desaparecer del cuerpo tras el primer test positivo y de 36 después de la aparición de los primeros síntomas”, mientras que “aún se desconoce hasta qué punto una persona es infecciosa durante la convalecencia”.
Alertan además de que “es relativamente alta” la tasa de “falsos negativos” obtenidos en las pruebas realizadas durante las primeras fases de recuperación del paciente.
Encabezados por Francesco Venturelli, de la unidad de Epidemiología del IRCCS de Reggio Emilia, los investigadores subrayan que es importante realizar nuevas pruebas pasado ese periodo de al menos cuatro semanas para minimizar el riesgo de propagación del coronavirus.
Señalan que, una vez establecido cuánto tarda el virus en desaparecer del cuerpo humano, podría tener que modificarse el periodo de aislamiento recomendado para personas con o sin síntomas, actualmente fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en catorce días.
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Para llegar a su conclusiones, el equipo de Venturelli analizó la evolución de 4.480 residentes de Reggio Emilia -una de las zonas de Italia más afectadas por la pandemia- que dieron positivo del SARS-CoV-2 entre el 26 de febrero y el 22 de abril de 2020.
Del grupo, 428 personas murieron y 1.259 fueron consideradas libres del virus en la época en que se hizo el estudio (con al menos un test negativo después del inicial positivo); el tiempo medio para registrar una ausencia del virus tras el primer positivo fue de 31 días, apuntan los autores.
Los investigadores realizaron una segunda prueba a 1.162 pacientes a los quince días del primer diagnóstico positivo; catorce días después del segundo test y nueve días después del tercero.
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Esto demostró que algunos resultados negativos obtenidos inicialmente eran falsos, pues se convirtieron en positivos en pruebas posteriores, a un ratio de 1 falso negativo por cada 5 resultados negativos, señalan en el documento.
Los autores dicen que realizar una nueva prueba catorce días después del primer positivo “en la mayoría de los casos arrojará el mismo resultado”, e incluso se detecta una tasa “relativamente alta” de falsos negativos hasta tres semanas después.
Dado que sus datos apuntan a que el periodo infeccioso podría ser “bastante largo”, los investigadores opinan que, para evitar nuevos contagios, “bien el periodo de aislamiento debería ser más largo (30 días desde los primeros síntomas) o los pacientes habrían de ser sometidos como mínimo a un test de seguimiento” antes de cesar la cuarentena. EFE