El presidente de EE.UU., Donald Trump, presumió hoy de una gestión que se ha traducido en un “boom económico sin precedentes” durante su discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado ante el Congreso.
“En tan solo dos años desde las elecciones, hemos impulsado un boom económico sin precedentes, un boom que rara vez se ha visto antes”, afirmó Trump, que dijo que se trata de un “milagro económico”.
“Hemos creado -agregó- 5,3 millones de nuevos trabajos y sumado 600.000 nuevos trabajos para la industria. Algo que casi todo el mundo decía que era imposible de hacer, pero el hecho es que solo estamos empezando”.
El presidente afirmó que la economía de EE.UU. es considerada “de lejos la más potente del mundo” y que “está creciendo casi el doble de rápido” que cuando llegó a la Casa Blanca en enero de 2017.
Según Trump, la economía estadounidense es “la envidia del mundo”.
Pese a presumir de una economía pujante, Trump alertó que este “milagro” está amenazado por “guerras tontas”, “ridículas investigaciones partidistas” y “la política”, sin entrar en mayores detalles.
El presidente alardeó de las bajas tasas de desempleo entre todos los sectores demográficos, de la reforma impositiva que impulsó y de que “las empresas están regresando al país en grandes números gracias a esa histórica reducción de impuestos”.
También de que EE.UU. “es ahora el primer productor mundial de petróleo y gas”.
La economía estadounidense mantiene su solidez, con una tasa de desempleo del 3,9 % al cierre de 2018 y en niveles de pleno empleo; mientras que la inflación está controlada en torno a la meta anual marcada por el propio banco central, del 2 % anual.
Con el inicio de febrero, la economía del país dio una nueva muestra de su robusta salud con el dato del índice de desempleo de enero que, aunque subió levemente del 3,9 % al 4 %, sigue en niveles de pleno empleo, con la creación de 304.000 nuevos puestos de trabajo.
Tras su última reunión de dos días, la Reserva Federal (Fed, banco central) dio la semana pasada señales de que levantaba el pie del freno en el ritmo del ajuste monetario, al asegurar que será “paciente” ante futuras subidas de tasas de interés, sin cambios en el rango de entre 2,25 % y 2,5 %.