Un estudio presentado hoy en Bolivia alertó sobre los peligros del comercio informal y la falsificación de medicamentos en el país, un problema que afecta a la salud pública de la población y la industria farmacéutica legal.
Se trata del estudio “El negocio de la muerte” realizado por el economista boliviano Gonzalo Vidaurre, con respaldo del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), una entidad privada que asesora al sector exportador, y la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).
“¿Por qué lo llamamos negocio de la muerte? porque te puedes comprar un lápiz o ropa de contrabando y no pasa nada, pero si te compras un medicamento de contrabando te puedes morir”, advirtió Vidaurre en declaraciones a Efe.
Según la investigación, el contrabando de medicamentos puede representar hasta el 21 % de las ventas de la industria farmacéutica y afecta al producto interior bruto (PIB) en un 0,2 %.
Además, “destruye” más de mil fuentes de trabajo cada año y hay una evasión impositiva que ronda los 15 millones de dólares.
Más allá de los perjuicios económicos, el investigador insistió en que se trata de “un problema de salud pública” por las consecuencias que trae el consumo de medicamentos adulterados o sin registro sanitario.
La investigación se realizó con visitas de campo en zonas específicas en La Paz y Cochabamba, y también en base a entrevistas, grupos focales y una encuesta a más de mil personas en esas ciudades y también en El Alto y Santa Cruz.
Los resultados de las encuestas reflejaron que al menos el 76 % de los consultados son conscientes de que están comprando un fármaco fraudulento, el 70 % desconoce el origen del medicamento y el 44 % no sabe identificar un producto de contrabando, según un comunicado del IBCE.
Entre los fármacos ingresados ilegalmente al país y los que son falsificados están las pastillas para la gripe, la diarrea, analgésicos, antibióticos, antihistamínicos y antidepresivos.
Además, en las visitas de campo, se detectó que en establecimientos en La Paz que no necesariamente son farmacias se venden sin control alguno medicamentos como “analgésicos, vitaminas, antidepresivos” e incluso “abortivos”, explicó Vidaurre.
La gente entrevistada manifestó que compra medicamentos de contrabando o falsificados por “el menor costo”, o por la similitud con los productos originales.
“Lo más curioso de todo es que hemos encontrado que los medicamentos más contrabandeados son medicamentos asociados con la cura del cáncer y la diabetes, problemas que no son menores”, indicó el investigador.
La Aduana Nacional incautó en 2017 aproximadamente 30 toneladas de fármacos que ingresaron ilegalmente al país.
Al tratarse de un asunto de salud pública, mediante el estudio se plantea una serie de soluciones, empezando por “empoderar al consumidor” y darle “todos los instrumentos” para que pueda reconocer un medicamento falsificado, indicó Vidaurre, informa Efe.
También mencionó la necesidad de mejorar el seguimiento de los fármacos a través del manejo de hologramas y recomendó el desarrollo de una aplicación para los celulares que ayude a las personas a identificar los fármacos falsificados.