Uno de los siameses abrió sus ojos y el otro se mantiene en estado crítico, luego de que fueran operados en el pasado sábado en Costa Rica para ser separados tras nacer unidos por la cabeza en diciembre de 2015.
El bebé Ezequiel abrió sus ojos y ese hecho significa para los especialistas del Hospital Nacional de Niños un “signo de vitalidad que los llena de esperanza” de que el menor tiene una buena condición neurológica.
“Es un hecho pequeño, pero que tiene un gran significado. El pequeño se mantiene estable, en medio de su gravedad y si estas condiciones persisten, mañana será llevado al quirófano para efectuarle una curación por parte de los especialistas en cirugía reconstructiva del hospital”, explicó en conferencia de prensa la directora del Hospital de Niños, Olga Arguedas.
La cirugía trata de una curación quirúrgica que se realizará bajo anestesia y que tiene como propósito revisar el estado de la piel.
Por su parte, Samuel se mantiene en estado crítico con evidencia de sangrado en su cabeza, es más inestable desde el punto de vista de funciones vitales y va demandar más cuidados y atenciones en las siguientes horas por parte de los diferentes equipos de especialistas.
Arguedas dijo que están haciendo “lo humanamente posible”.
La cirugía de separación de estos menores, inédita en Costa Rica, ha sido calificada como histórica por su complejidad técnica, su duración de 18 horas, la dificultad que supuso y la cantidad de 20 profesionales y técnicos participantes.
Fue una cirugía que se viene planificando desde hace dos años y en la que mediaron consultas tanto a médicos nacionales y a expertos internacionales.
Durante el procedimiento de separación uno de los menores perdió sus signos vitales, pero los médicos lograron que superara la crisis.
En mayo de 2016 los médicos colocaron a los niños cuatro aparatos debajo de su cuero cabelludo para expandir la piel y tener espacio suficiente para realizar la operación y para luego reconstruir las cabezas.
Los niños no compartían el cerebro ni el cerebelo, pero sí venas y arterias.
Los médicos han preferido no calcular el tiempo que se prolongará la recuperación de los siameses y han detallado que una vez estables, los menores deberán afrontar un proceso quirúrgico de reconstrucción de sus bóvedas craneales y un intenso proceso de rehabilitación.
Esta es la primera vez que el Hospital Nacional de Niños realiza una cirugía de este tipo. Hace dos años practicaron una similar pero una de las siamesas había muerto en el vientre de la madre, por lo que las características de la operación fueron totalmente distintas, informa Efe.
Otro caso atendido en este hospital fue en 1985 cuando separaron a las siamesas Karen y Karol, quienes estaban unidas por el tronco y compartían una porción del hígado y sus dos corazones estaban entrecruzados.