Las voces de las víctimas de violencia sexual en el conflicto armado han sido silenciadas durante décadas, pero cuando se levantan suenan así: “Nosotras no somos una cifra más”.
Esa es la rotunda afirmación que dio Abigaíl, un nombre ficticio para una mujer que sufrió reclutamiento forzado, violaciones, la desaparición de su marido y varios desplazamientos desde los quince años.
“Queremos que nos miren como mujeres que nos hemos sabido sobreponer”, añadió la mujer antes de empezar a contar su historia, y explicó que habla para ayudar a que “todas las mujeres hablen, para que no se queden calladas”.
Abigaíl fue secuestrada por la guerrilla en el campo, donde un comandante de escuadra abusó sexualmente de ella, y sólo consiguió escapar de allí a cambio de favores sexuales con otro guerrillero.
“En ese momento yo pensé que era normal, tenía quince años. Apenas empecé a contarlo en 2014 (…) Me daba vergüenza, me sentía culpable, uno se siente culpable y sucio. Incluso ahora a veces también”, describió.
Historias como la de Abigaíl se repiten en los testimonios que recoge el informe “La guerra inscrita en el cuerpo”, publicado la víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), y en el que ella participó explicando sus experiencias, reporta Efe.
El estudio determina que más de 15.000 personas, el 91,6 % de ellas mujeres, fueron víctimas de violencia sexual en el período comprendido entre 1958 y 2017, perpetrada por todos los actores del conflicto armado.